Es verano, sí, lo sabemos. Cálmense. Sí, nosotros también nos alegramos, pero… Cómo decirlo. Una parte de nosotros anda preocupada. El verano tiene una magia, un influjo, un qué-sé-yo, y es que año tras año nos plantea las mismas trampas, y siempre caemos en ellas como auténticos pardillos. Que ya iría siendo hora de ir aprendiendo, pensábamos, por eso en Waynabox hemos elaborado la guía de estilo para sobrevivir al veranito maldito verano y no morir en el intento. Vamos allá.
- El calorcito
Hace calor. ¡Sorpresa! Por más que a los informativos les siga pareciendo una noticia válida, el wayner es por definición aventurero, rebelde e inconformista. O algo así. Iniciar una conversación soltando eso de: “Bufff, qué calor hace, ¿eh?” no es algo que se contemple.
- El airecito
El aire acondicionado es un arma de doble filo. Pasar del gustirrín máximo a la hipotermia polar está a un par de grados de distancia, por no hablar de las innumerables disputas que suscita en las oficinas día tras día. Aunque no lo parezca, Fujitsu ha roto más amistades que un Barça-Madrid: ¡úsese con moderación!
- La cremita
Te lo dice tu madre, te lo dice tu padre, y te lo vuelve a decir tu madre antes de salir: Ponte crema. A no ser que quieras lucir uno de estos preciosos tatuajes solares. Yo no querría estar en sus pieles (ja-ja. Perdón, era inevitable).
- Los mosquitos
Contagiados por el espíritu de Georgie Dann, estos seres infectos aprovechan las fechas veraniegas para abandonar sus escondites y perpetrar atrocidades con nocturnidad y alevosía. Mantengan a salvo a sus familias. A día de hoy, científicos de todo el mundo se preguntan dónde se esconden los mosquitos el resto del año, sin haber hallado todavía una respuesta satisfactoria. Algunas hipótesis apuntan a los videoclubs…
- El palmito
No, la operación bikini no era esto. Currárselo para lucir en la playa está bien, pero ojito con el exceso de postureo. Por eso, nacen iniciativas como la ya mítica Hot Dogs or Legs en la que la línea que separa unas piernas de un par de salchichas empieza a hacerse difusa. Y perturbador.
- La musiquita
Qué sería del verano sin sus festivales. Por más o menos guarros que sean, por más o menos bonitos, por más o menos grupos que conozcas, siempre son un must. Si aún no sabes qué hacer, aquí puedes encontrar los principales y no tan principales festivales de música para este verano. Recuerda que todos los temas tratados en esta Guía también se aplican en caso de festival (aunque de manera más permisiva, vaaale).
- El rollito
No. El de primavera no. El otro, el de verano. Este es un tema en el que es complicado mantener la compostura y el estilo, ya que por estas fechas la temperatura atmosférica no es la única que está por las nubes. Eso sí, existe una pérdida de la dignidad muy común que se da en muchas discotecas a partir de las 3 de la madrugada y que, en la medida de lo posible, querríamos ayudar a erradicar. Waynaconsejo del día: si te vas a poner internacional a la hora de ligar, recuerda que tu inglés, a según qué horas, probablemente no suena tan bien como crees.
- El chiringuito
El chiringuito mola, eso lo voy a conceder. El problema es que lo sabe, y lo exprime. Ejerce su poder de forma despótica, congregando a sus fieles alrededor de sillas de paja y mojitos a precio de oro líquido. Resumiendo, ¿se puede ir al chiringuito este verano? Se puede. Pero que no os timen, que eso es de muy bajo estilo.
- La cervecita
La cervecita, los pistachitos, el heladito… El papeo. Y todo en una terracita, claro, porque lo bueno de los diminutivos es que hace que las calorías parezcan menos. Si antes mentábamos la operación bikini, esta es su némesis. Según nuestros cálculos, puedes empezar a ponerte las botas a partir de mediados de agosto, que es cuando a la gente le empieza a dar igual un poco todo. Solo con una condición: si acabas de salir del gimnasio, córtate un poco, que no compensa.
- El viajecito
El plato estrella. No son vacaciones de verano si no hay un viaje que se precie, ya sea una larga travesía o una breve escapada. Todo vale con tal de despejarnos. Hacerlo con estilo es montártelo bien. Y para montártelo bien, una de dos: o lo llevas planeando al detalle desde mucho tiempo atrás, o te dejas sorprender. Para dejarte sorprender, no tienes más que lanzarte a la aventura y organizar tu viaje sorpresa.
¿Ya tienes tu plan para aplicar la guía de estilo de este verano? ¡Escápate!
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