Dinamarca es el país más feliz del mundo. Y no lo decimos nosotros; lo dice la ONU, en un informe anual que lleva haciendo desde 2012, en el que se estudian varios parámetros como el bienestar económico o la esperanza de vida. Pero, si le preguntas a un danés el motivo, con toda seguridad te dirá que se trata del hygge.
Este concepto tan único e intraducible, que se pronuncia algo así como “hu-ga”, a menudo se interpreta como “lo acogedor”. Algo higgeligt puede ser sentarse frente a la chimenea en una noche fría, leyendo un libro junto a tu perro, o también comer galletas caseras de canela en familia. Como el amor, el hygge es algo muy único pero a la vez universal.
Sin embargo, tal y como dicen quienes más saben, es decir, los daneses, hygge es mucho más que eso: se trata de una actitud ante el mundo. Una manera sencilla de entender la vida que ha ayudado a Dinamarca a superar a Suiza e Islandia como el país más feliz del mundo.
El término hygge, que surgió de una palabra noruega que significa “bienestar”, ha vivido muchos esfuerzos por exportarse a otros idiomas y países, principalmente por medio de restaurantes, cafés y bares de temática y estilo escandinavo. Aunque es probable que la traducción más acertada hasta la fecha haya sido la que propuso una blogger danesa: “la intimidad del alma”. Es, de hecho, esta intimidad, la que buscan los locales más higgeligt, cuya decoración carece de uniformidad y la atención está concentrada en los alimentos y espacios reconfortantes.
Es cierto que el hygge es un concepto estrechamente ligado al hogar -núcleo de la vida social danesa-, pero no es exclusivo de ello. Aunque en Dinamarca predominen los inviernos fríos y largos, lo cual influye en la identidad danesa, eso no significa que el hygge tenga que ser algo relacionado con la temporada invernal: la idea trata simplemente de relajarse y sentirse en casa tanto como sea posible (incluso aunque no se esté en ella físicamente), y olvidarse de las preocupaciones mundanales de la vida. Puede incluso disfrutarse al aire libre o en el trabajo, aunque comentan los expertos que funciona mejor cuando no hay un espacio vacío demasiado grande alrededor de la persona.
Muchas de las ideas de la filosofía hyggeligt se centran sobre todo en la iluminación y la pasión nórdica por las velas, las chimeneas, lo artesanal, la madera, las mantas, cojines y jerseys gordos. En disfrutar del aquí y el ahora sin distracciones mientras cenamos con los nuestros y en saborear la sensación de armonía y refugio de nuestro grupo.
Después de todo, quizás la única forma de entender verdaderamente el hygge sea visitar Dinamarca.
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