Pasar un finde Waynabox en Burdeos es visitar una de las denominaciones de origen vinícola más conocidas del mundo, y no hay que perder la oportunidad de visitar sus famosas bodegas, también llamadas châteaux (castillos). Para ello, hay que recorrer la llamada ruta del vino. Y para haceros una idea de la magnitud del asunto, los vinos de Burdeos provienen de las uvas de alrededor de 14.000 productores, con un volumen de más de 700 millones de botellas producidas cada año, desde vinos de mesa corrientes hasta algunos de los vinos más caros y prestigiosos del mundo. Se cuenta que hay hasta 57 denominaciones de origen controlado de vino de Burdeos.

No es casual que la pequeña carretera D-2 sea conocida como la Route des Châteaux (aunque los franceses llamen castillo hasta la más pequeña de las bodegas), y es que la zona está repleta de magníficos torreones y versallescos jardines. Desde Blanquefort hasta el epicentro vinícola de Pauillac, hay tramos en los que la concentración de castillos es apabullante, un no parar de hileras de viña que se pierden en el horizonte.

Viñedos de Pauillac, epicentro vinícola de la

Viñedos de Pauillac, epicentro vinícola de la Route des Châteaux

¿Nuestras recomendaciones? Dependen, en gran medida, de lo que espera el viajero y sus conocimientos previos de enología, pero a continuación exponemos, a grandes rasgos, algunos de los más destacados.

chateau-mouton-rothschild-1982

El Château Mouton Rothschild ofrece una visita muy didáctica para los no iniciados en la materia. En él, además de una visita a las cavas, puede admirarse paso a paso el proceso de elaboración en una proyección audiovisual, e incluso cuentan con un museo donde se pueden admirar los diseños de las etiquetas que, desde 1945, han diseñado para sus botellas artistas como Andy Warhol, Chagall, Picasso, Dalí, Tàpies o Barceló.

La bucólica Château-Margaux

La bucólica Château-Margaux

Château-Margaux, en cuyas bodegas se elaboran premiadísimos vinos, aparece como una de las joyas de la corona. En él se valora que los visitantes anden al menos algo familiarizados con el mundo del vino, mientras que las degustaciones se reservan exclusivamente para profesionales.

No muy lejos de allí, a cada ribera de la carretera irán brotando otras célebres bodegas como, entre tantas otras, Château-Lagrange, Talbot o los torreones del Pichon-Longueville. Ya en Pauillac, los carteles apuntan hacia bastiones como Château Latour, Château Batailley o Château Lynch-Bages, que presume de ofrecer un recorrido bastante técnico a sus visitantes.

¿Te vienes al Château-Lagrange? ¡Nosotros ni lo pensamos!

¿Te vienes al Château-Lagrange? ¡Nosotros ni lo pensamos!

Para un par de días, dos o tres castillos serían más que suficientes. La clave reside en reservar con antelación, puesto que las plazas suelen estar contadas. Lo bueno es que, desde la bodega más familiar y campesina hasta el château de más prestigio abre sus puertas al público. Sin embargo, a diferencia de otros lugares como Oporto, las visitas a los castillos vinícolas de Burdeos se hacen a pequeña escala, sin grandes excesos ni florituras pensados para el turismo de masas.

¿Pensando en viajar?

Atrévete a escaparte a un destino SORPRESA con Waynabox

Descubre más de esta nueva forma de viajar desde sólo 150€ y reserva tu escapa aquí

0 comentarios

Dejar un comentario

¿Quieres unirte a la conversación?
Siéntete libre de contribuir!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *