Los 5 mejores baños termales y spas de Budapest

¿Por qué no aprovechar los últimos días de invierno para disfrutar de un muy relajante fin de semana en Budapest? Sí, mucho relax. Y es que la gran reputación de la perla del Danubio es insuperable cuando se habla de sus baños termales. Es, ni más ni menos, una ciudad balneario en toda regla y una de las más antiguas de Europa. Bajo de todo el frenesí urbano, de carreteras, tráfico y muchedhumbre, la ciudad está subterráneamente inundada de fuentes ricas en minerales y con mil y una propiedades. Ni más ni menos, la capital de Hungría tiene unas 123 fuentes termales, a entre 21 °C y 76 °C, más que suficiente para satisfacer todos tus deseos de relajación. Pero… ¿cuáles son nuestros baños favoritos?

1. Kiralay: Viaja en el tiempo para relajarte como un pachá

Los baños de Kiraly fueron construidos por el pachá Arszlàn en 1565. Primero cabe señalar que pachá, en el Imperio Otomano, no era una conocida discoteca, sino un título de rango superior del ejército. Justamente fueron los otomanos quienes supieron sacar provecho a las aguas termales de la ciudad y construir baños, que aprovechaban para hacer sus rituales religiosos. De este baño destaca su acueducto de madera. Levantad la cabeza y observad su cúpula, que permite el paso de los rayos de sol.

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2. Jaque mate a los baños Szchenyi

¿Qué deciros de los baños más ultra populares de la ciudad? Sí, suelen estar frecuentados por muchos turistas, y ese puede ser su fallo. Pero su flaco a favor es que se encuentran dentro de un auténtico -e increíble- palacio. Son los más grandes de Europa y también, para muchos, los más bellos de la capital. Construidos a principios del siglo XX en el parque de Varosliget, permiten llegar al clímax de la relajación entre sus doce piscinas de distintas temperaturas y sus numerosas saunas.

¿Un dato curioso? Algunas de sus piscinas son tan calientes -y naturalmente, claro- que muchos jugadores de ajedrez amateur asisten incluso en pleno invierno para jugar sus torneos dentro del agua. Y no importa si pierdes la partida, habrás tenido el placer de relajarte en una piscina a 38º

Son baños mixtos a partir de los 14 años. Abiertos de 9hs a 21hs. Última entrada a las 20hs. ¿Nuestra recomendación? Vivid la experiencia de dejaros relajar en la piscina exterior por la noche (abierta hasta las 22hs). ¡Una delicia!

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3. Fiesta relajadamente loca en los baños Lukàcs

¿Fan de las fiestas en la pisicna? Pues lo que te queda por descubrir es una fiesta en un baño termal. Da igual que sea pleno enero a -10 grados. Los baños Lukàcs lo hacen posible y de una forma muuuuy agradable. Una vez por semana abre sus puertas por la noche y organizan bailes nocturnos. ¡Estas fiestas son toda una institución en la capital! Los aquincenses o aquineos y no budapestianos las llaman Spartys. Un muy buen plan para enterrar la vida de joven… o no. ¡Eso sí! Toma nota: la juerga sale por unos 30€.

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4. Géllert, masajes en un decorado muy Art Nouveau

Baños al estilo Cleopatra, aromas a hierbas medicinales y hasta a chocolate… Si, si… Nos referimos a tu próxima parada: ¡los baños Gellert! Con una gran y reconocida reputación mundial, estos baños  se convirtieron en la sede de la Asociación Internacional de Balnearios y hasta fueron el escenario de uno de los spots de Danone más icónicos. Joya del Art Nouveau de Hungria, además de seducir nuestra mirada con su bella arquitectura, ofrece un espectacular baño relajante en medio de leones escupiendo agua. Antes de salir, pasar por la terraza y tomar un licor de hierbas. ¡De lujo!

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Pero, ¿por qué hay tanto baño en Budapest? Por una explicación muy geológica: la cuenca de los Cárpatos, cuenca sedimentaria que ocupa gran parte de la Europa Central, cuenta con una corteza terrestre tan fina que los acuíferos de las aguas freáticas -parte de la precipitación que se filtra a través del suelo hasta llegar al material rocoso- no han tenido tiempo de enfriarse. El baño termal en hungaro se llama fürdő. ¿Vamos?

¿Te vienes a Budapest?

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4 razones para visitar Dublín por San Patricio

¿Por qué deberías celebrar el St Patrick’s Day irlandés en Dublín? Esta conocida fiesta nacional irlandesa se celebra en el mundo entero, sí, pero aunque tengas la opción al lado de casa, no hay mejor plan para vivirla al máximo, y con su más pura esencia, que escapándote a la capital de Irlanda. Y darlo todo para vivirla al máximo. Esta fiesta se celebra cada año del 16 al 19 de marzo, cuatro intensos días en los que las calles dublinesas son las protagonistas. Los Leprechauns, la cerveza y las danzas folklóricas inundan la ciudad. Así que si jamás tienes un finde libre por San Patricio… te damos cuatro buenas razones para decidirte a tomar un avión y plantarte en Dublín.

Por el placer de disfrazarse… de verde

Probablemente la Bruja Verde de Oz aún se volvería más verde de envidia. Es el color de Irlanda por excelencia y ya que estamos celebrando su fiesta nacional, ¿cómo no se iba a abusar de este color por doquier? Los dublineses aprovechan San Patricio para vestirse de los pies a la cabeza en tonos verdes, maquillarse de verde y ornarse con todo tipo de accesorios, cuanto más fantasiosos, mejor. Aunque si queréis vivir al 100% el St Patrick’s Day más tradicional, lo que os tocará es vestiros de leprechaun, un personaje tradicional de la cultura irlandesa considerado el guardián de la suerte: un hombrecito con frondosa barba pelirroja, sombrero de copa de grandes dimensiones y un caldero de cobre lleno de monedas de oro. ¡Seguro que os suena!

Y por si no fuese poco, el verde toma protagonismo también al caer la noche. Levantad la cabeza para admirar la iluminación, verde por supuesto, que se proyecta sobre los monumentos históricos como el Trinity College, la catedral de San Patricio, la Casa de la Mansion o también el Centro de Convenciones.

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Por la fiesta non-stop, ¡cómo!

El país entero espera expectante el gran día: el 17 de marzo, día de San Patricio, se celebra tanto en familia como entre amigos. Y este último caso… es el culpable de gestar ese ambiente tan famoso de este festío. Muchedumbres en los bares y los pubs, concierto en la Catedral, danzas celtas, visitas históricas… La cantidad de actividades es impresionante y el ambiente que respiran las calles ¡aún más!

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Por su 1, 2, 3… ¡desfilen!

El punto culminante del espectáculo es el desfile del 17 de marzo, donde se pueden admirar los trajes y vestidos más extravagantes, las carrozas -a la cual más delirante-, las incansables bandas de música… Un WaynaConsejo: ¡llegad temprano para estar bien situados!

17/3/2011. ST PATRICKS DAY DUBLIN. Scenes from the Dublin St Patricks Day Parade, floats go by Dame St. Picture James Horan/Collins Photos

Por la gran cerveza del país: la Guiness

No podía faltar una buena cerveza irlandesa en una celebración de estos niveles. Y, cómo no, cuando se trata de hablar de cerveza en Irlanda todo apunta a una famosa negra: la Guiness. Según la conocida marca, el día de San Patricio se venden cerca de 13 millones de pintas. ¿Cuántas te beberás tú? Para descubrir los secretos de esta cerveza y los por qués de su éxito, no podéis perderos una visita a la fábrica Guinnes, donde además podréis degustar la cerveza recién elaborada.

Pero más allá de la cerveza, Irlanda es también la tierra del whisky. Para San Patricio, la destilería Teeling ofrece una visita gratuita en el barrio histórico de Liberties. Evidentemente todo esto con moderación…

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Por su historia porque, de hecho, ¿quién fue San Patricio?  

La fiesta nacional de Irlanda se centra en San Patricio, misionero que evangelizó el país en el siglo V. Pero lo más curiosos es que este hombre, sin el cual no existiría esta celebración, ¡ni siquiera era irlandés! Cuenta la historia que fue secuestrado a los 16 años por piratas y vendido como esclavo a un druida irlandés. Se las arregló para escapar y decidió convertirse en sacerdote de la isla. Una historia a la altura de un mito festivo de San Patricio …

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¿Un dato más? Hasta 1970 la fiesta era exclusivamente de carácter religiosa y, como os podéis imaginar, el tema del beber como que no: los pubs y bares cerraban las puertas a cal y canto. Por suerte, hoy en día ha dejado paso a cuatro jornadas de fiesta pagana, folklorica ¡y sobretodo del lúpulo! ¡Disfrutad!

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El fascinante Carnaval de Colonia, “la ciudad más latina de Alemania”

Pese a ser una de las ciudades más lluviosas del país, Colonia se ha ganado a pulso el apodo de ser “la ciudad más latina de Alemania”, debido a la calidez y la alegría de sus gentes. Un carácter que sale a relucir más si cabe por estas fechas. Y es que Colonia se reivindica orgullosa como la capital europea del Carnaval. Osado, ¿no?

Pero es que razones tienen. Todo el país se vuelca con esta celebración que se empieza a celebrar meses atrás, en concreto el día 11 del mes 11 a las 11 horas, aunque no es hasta febrero cuando realmente tienen lugar los días más locos. Es tal la importancia de esta fiesta que incluso es llamada “la quinta estación del año”. Durante estos días, los alemanes, tradicionalmente sobrios y trabajadores, se disfrazan y toman la calle para desmelenarse.

No importa que el mes de febrero sea frío y destemplado a las orillas del Rin. Todos los rincones de la ciudad se llenan de gente disfrazada, música en vivo y un ambiente envidiable. Sobra decir que durante esos días se consumen grandes cantidades de Kölsch, la variedad de cerveza típica de Colonia.

El día más grande es el Rosenmontag o lunes de las Rosas, cuando tiene lugar un multitudinario desfile al que asisten cerca de un millón de personas. Es un verdadero espectáculo contemplar las carrozas, las coloridas comparsas y las bandas de música. Aunque pueda parecer extraño, sí, estamos hablando de Alemania.

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Una fecha clave en la historia de Colonia fue 1823, cuando se celebró el primer gran desfile de Carnaval, convirtiendo en oficiales las actividades carnevalescas populares que existían ya desde mucho tiempo. En los Carnavales era (y es) muy común burlarse de las autoridades, y en el Siglo XIX el blanco de los ataques humorísticos y parodias no eran otras que las -entonces- nuevas autoridades prusianas.

Durante estos días, el aspecto de la ciudad de Colonia se transforma por completo. La imagen imponente del Dom, la catedral más importante del país, y la del puente de Hohenzollern siguen ahí, pero rodeados por todas partes de luces, colores y música. Incluso desde el cielo, con el festival de fuegos artificiales que ponen fin a estos días de locura.

Karnevalisten feiern am Mittwoch (11.11.2009) in Köln vor dem Dom. Schlag 11 Uhr 11 hat in den rheinischen Karnevalshochburgen die fünfte Jahreszeit begonnen. Foto: Oliver Berg dpa/lnw +++(c) dpa - Report+++

Este año, las celebraciones de Carnaval han tenido lugar toda la semana del 23 al 28 de febrero, en la que los bares no cierran y la fiesta no se detiene. Es posible que, con semejante sarao montado, visitar Colonia por estas fechas no sea lo ideal para apreciar la arquitectura gótica de su catedral o la oferta cultural de sus museos. Pero ya habrá tiempo para todo. Por ahora, lo primero es lo primero: Carnaval, Carnavaaal…

Viajar solo: 6 razones para probarlo alguna vez

¿Alguna vez te has planteado viajar solo? Si has gritado un sí de esos que han hecho vibrar China, keep reading my friend porque seguro que esto te va a sonar y mucho. Y si no lo has probado, aún con más razón debes mantener aquí fija tu mirada, porque este artículo está hecho para ti. ¿Por qué? Porque viajar solo es una experiencia que deberías vivir alguna vez y hoy queremos contarte los por qués. Unas razones que, justamente, son las que han motivado que Waynabox ofrezca viajes sorpresa para una persona. ¿Te animas a probarlo? Primero, déjanos que te convenzamos contándote los beneficios de viajar solo…

1. Tu viaje a tu gusto. Tú decides todos los qué, cómo, cuándo y dónde. Adiós a las discusiones sobre el planning o las disputas sobre dónde comer. Cuando viajas solo puedes vivir al 100% ese viaje soñado tal y como deseas. Y lo mejor: tu marcas el ritmo.

2. Tiempo para autoconocerte. Por general pasamos poco tiempo a solas con nosotros mismos y, ciertamente, esa es la clave para conocernos mejor. Saber qué queremos y qué no, pensar en nuestras metas, a sacar al niño que llevas dentro, a descubrir nuestros miedos y, en esencia, conciliarnos con todo ello, con nosotros mismos, para así conseguir la plena autoaceptación. ¡Viaja solo y aprenderás a quererte más!

3. Aprenderás a ser autosuficiente. Todos tenemos nuestras carencias y quien diga lo contrario miente. Cuando pasamos mucho tiempo con otras personas -familia, pareja, amigos…- nos acostumbramos a que cada uno asuma roles o tareas que se le dan bien, librándonos al resto de aquellas que no dominamos tanto. Al viajar solo o sola, te ves expuesto a estas carencias y te obligas a afrontarlas, desarrollando así tu capacidad de autosuficiencia. ¿Vergüenza a hablar con desconocidos? ¿Dificultades de orientación? Viaja contigo mismo y lo superarás.

4. Sentimiento de absoluta libertad. Seamos sinceros, no somos todo lo libres que nos creemos ser. Nos pasamos las semanas de casa al trabajo, del trabajo a casa, como mucho algún plan de tarde, luego llega el fin de semana que pasa más que volando y vuelta a empezar. Escápate. Pero hazlo solo o sola. Y si es con Waynabox mejor, claro. Y entonces sentirás realmente lo que es sentirte tu frente al mundo y que todo dependa de ti. Wow.

5. Harás nuevos amigos. Aunque parezca una paradoja, cuando decidimos estar solos es cuando más abiertos estamos a conocer gente nueva. El viaje es para ti, claro, pero eso no quita que puedas animarte a compartir algunos ratos con otros viajeros como tú o incluso con locales, que sin duda serán tu puerta para descubrir ese destino de una forma única y como no habrías imaginado. Y viajar como un local y no como un turista es algo que nos va mucho en Waynabox.

6. Recuerdos que nunca olvidarás. En definitiva, es una experiencia tan impactante -sobre todo, la primera vez- que jamás borrarás de tu memoria y cuyo recuero, siempre que mires atrás, te sonsacará una de esas sonrisas que hará que tu entorno se sienta tentado a preguntar “¿en qué piensas?”. Cuestión a la que no podrás evitar responder que “es la sensación de haber viajado solo alguna vez”.

¿Te atreves a asumir el reto? No lo pienses más y ¡viaja sol@!

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¿Por qué Aarhus está enamorando a toda Europa?

Que te dediquen un año para ejercer como Capital Europea de la Cultura no es poca cosa. Significa que el Consejo y el Parlamento Europeo (que son quienes designan este título) reconocen que tienes mucho que ofrecer al mundo. Y, en el caso de Aarhus, así es.

Por si no habías oído hablar de ella, Aarhus es la segunda ciudad más importante de Dinamarca tras Copenhague, de la cual le separan apenas tres horas en tren. Se trata de una de las ciudades más antiguas de Dinamarca, aunque también es la más joven, pues una parte importante de sus habitantes son estudiantes.

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La famosa residencia contemporania Isbjerget, un atractivo (para fotos) de Aarhus

Esta ciudad portuaria rodeada de bosques tiene como uno de sus mayores atractivos turísticos su Ciudad Antigua. Pero no se trata de un casco antiguo como pudiera parecer. En realidad, es un museo al aire libre que se compone de una colección de casas antiguas trasladadas piedra a piedra desde puntos muy diversos de Dinamarca, la mayoría de Aalborg. Una ciudadela que nos traslada a la vida en Dinamarca hace un siglo.

La “gran ciudad más pequeña del mundo“, como les gusta decir a los habitantes de Aarhus, pese a contar con poco más de 300.000 habitantes, es riquísima en historia y cultura. Ofrece una amplia variedad de actividades para todo tipo de viajero, independientemente de tus gustos.

Pero este año, sin duda, la agenda se llenará con un amplio y ambicioso programa (puedes consultarlo aquí) que incluye ópera, teatro, danza, música, literatura, diseño, deporte y hasta gastronomía. Las previsiones apuntan a atraer a cinco millones de turistas en toda la región para 2017. Bajo el lema “Vamos a repensar”, y con el objetivo de inspirar la diversidad y la sostenibilidad, Aarhus ha confeccionado un programa que incluye más de 350 actos (¡la mitad, gratuitos!).

Destacarán, sobre todo, los eventos musicales, ya que Aarhus goza de una amplia tradición musical, clásica y moderna. No hay que perderse la programación de las salas de conciertos de Musikhuset, la mayor sala de conciertos en Escandinavia, con capacidad para 3.000 personas. Incluso aunque la música no sea lo tuyo, el festival de Aarhus (Aarhus Festuge) es una experiencia que no puedes perderte. Durante diez días una vez por año tienes la posibilidad de rodearte de un ambiente único en cada callejón, cada museo, cada escenario de la ciudad.

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Musikhuset, la mayor sala de conciertos en Escandinavia
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Y aquí por dentro

En definitiva, Aarhus como Capital Europea de la Cultura 2017 ofrece al visitante una amplia variedad de instituciones y eventos culturales en los que se presenta una combinación de innovación y tradición, arquitectura y diseño, música, arte, naturaleza, gastronomía… Si te vas de viaje a Copenhague con Waynabox, no lo dudes y escápate a Aarhus. Este año no te la puedes perder.

5 errores típicos al viajar a Roma

Si hay algo que tienen en común todos los turistas -o, por lo menos, la mayoría-, eso es que son inconfundibles. Tienen mucha -MUCHA- pinta de turistas. Y si eres de alguna gran ciudad… ¿qué tengo que contarte? Seguro que hasta tienes una ruta de “calles prohibidas” que evitas para no encontrarte con masas de guiris. Ay, sí, ser de la ciudad te hace sentir como por encima pero… lamentablemente tengo algo que decirte: sí, tú también pareces un turista. ¡Todos! Es inevitable. Inmiscuirse en una ciudad ajena, otra cultura y un estilo de vida distinto y conseguir camuflarse ¡no es fácil! Pero parecer un poco menos turista sí lo es, si sabes cómo. Si te de verdad te apasiona viajar, pasa de ser un turista más y muéstrate como un auténtico viajero. Sigue nuestro lema y don’t be a tourist, be a wayner. Gracias a Frederick Hawkins, embajador cultural del hotel Waldorf Astoria Rome Cavalieri, hoy os traemos cinco errores muy de turista que debes evitar en Roma:

1. Pedir café para llevar. Puede que te chiflen los vasos king size de Starbucks y los café latte con caramelo, canela, cacao y cardamomo, pero para un italiano eso es un auténtico sacrilegio al café. Y en Italia saben mucho de ello. Para los italianos, el café SIEMPRE se debe tomar en cuanto se prepara y en taza. Degústalo. Saboréalo. Date ni que sean 5 minutos en la barra del bar. ¡Ah! Y recuerda: un italiano jamás pediría café con leche pasadas las 12 de la mañana. Olvídate de un capuccino para merendar. La única excepción es el machiatto: un espresso sutilmente manchado de leche.

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2. Vestirte como si a nadie le importara. Que Milan sea la capital de la moda no significa que Roma esté ajena a ello. Los romanos se toman muy en serio los dictámenes de estilo y aquí el buen vestir se lleva. Así pues, libera tu equipaje de cabina de estampados hawaianos, shorts muy shorts o combinaciones tan turísticas como polo más flip-flops. Da igual el calor que haga, los romanos siempre van hechos un pincel. ¡Ah! Y si eres mujeres, recuerda que deberás cubrir hombros y tobillos para entrar a la basílica de San Pedro. Respect.

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3. Olvidar el beso al aire a la mejilla. Esto no será muy difícil pues en la cultura española ya lo llevamos en la sangre. Pero en el espíritu italiano, aún más y con una sutil diferencia: no hace falta rozarse las mejillas sino besar cerca de éstas pero al aire. Un apunte: la mujer siempre “inicia” el saludo y decide por qué lado de la cara se comienza el espectáculo.

Three best friends taking selfie on the street

4. Hacer una comida de tres o cuatro platos. De los italianos nos llega que son fanáticos al antipasto, que siguen con un primo, un secondo y un dolce en cada comida. Pero como ocurre con todo, cojámoslo con pinzas. La fórmula primero, segundo y postre también es típica en España, pero bien que la rompemos si el manjar es una buena paella valenciana o un contundente cocido madrileño. Claro que comen más como nosotros y no un sencillo sandwich como en países anglosajones, pero en su justa medida. Un antipasto a compartir y una pizza o plato de pasta está más que bien. Para desayunar nada de cereales: un capuccino y un cornetti (cruasán). Eso si: en Roma son de comer más ligero y abusar más en la cena. Toma nota.

Friends Happiness Enjoying Dinning Eating Concept

5. Dudar cuando conduces o cruzas una calle. Roma es una ciudad saturada de tráfico y, por ello, abundan las motos y scooters. Y decir “abundan” es quedarse corto. Cómo no, una ciudad plagada de motos es sinónimo a… un poco de caos en materia de circulación vial. Eso los romanos lo saben bien y por ello le ponen empeño y tesitura en sus trayectos. No dejan lugar a duda y ante cada movimiento, que nadie les lleve la contraria. Lo mismo con los peatones, que cruzan la calle con la convicción de ser los dueños de las aceras. No dudes, tu lánzate. Así lo harían ellos.

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Y ahora que ya no eres un mero turista sino un auténtico viajero… No esperes más y reserva aquí tu viaje sorpresa Waynabox. Con suerte te irás a Roma y… sino… ya te daremos nuevos consejos 😉

 

¿Por qué me enamoré de Oporto?

Dicen que el sentimiento wanderlust se nace, pero yo creo que también se hace. O si más no, se despierta. Y es que seguro que a más de uno os ha pasado eso de ir de “sí, claro, me gusta viajar” pero no hacerlo o muy poco y de repente pasar a colocar tus días de vacaciones en el calendario en plan Tetris para cuadrarlos con puentes y festivos y conseguir el máximo de findes largos para escapadas. Yo soy de éstas. Ya sea porque ahora tengo más recursos que antes o porque Waynabox engancha, ahora constantemente me siento así. Y, por eso, en cuanto mi novio el-de-horarios-imposibles me dijo “eh, en dos semanas tengo un finde de cuatro días” no tardé ni un segundo en reservar un nuevo Waynabox. Sin duda, esta ha sido mi #waynaespera más corta, pero también la más ansiosa. Después de haber caído rendida a los pies de Budapest y de pasar otro viaje sorpresa con mi madre en Bruselas, llegó el turno de… ¡Oporto!

Sólo hay que tener en cuenta de Oporto: ¡el tiempo! Si vas de abril a octubre, puedes saltarte este párrafo, pero si te ocurre como a mi y vas en temporada de otoño-invierno, mentalízate: te va a llover seguro. Lo bueno es que es intermitente y a veces tan débil que no impide hacer nada. ¿Y si cae un chaparrón? Buen momento entonces para tomar asiento y tomarse un vinito. Cuando te lo hayas tomado, seguro que ya ha pasado el nubarrón. ¿Os sigue echando para atrás? Pues seguid leyendo porque si he titulado así este artículo es por algo: Oporto enamora. Y mucho. Y he aquí mis por qués:

1. Su encanto decadente. Cuanta más antigüedad y decadencia respira un lugar, más auténtico, histórico y adictivo me parece. Quizás sea porque estamos acostumbrados a vivir rodeados de tecnología y desarrollo y sitios así nos hacen salir de lo habitual y viajar al pasado. Quizás porque contrasta totalmente con la ciudad en la que vivo y a la que estoy acostumbrada. Quizás porque, si te gusta callejear, los escenarios decadentes invitan a hacerlo, a andar sin necesidad de ir a ningún sitio.

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2. Su afición por el vino. Y ahora no me refiero al vino de Porto -punto que ya trataré- sino al gusto en general por tomar vino. A cualquier hora, en cualquier terraza, siempre hay alguien disfrutando de este placer. Quienes me conocer saben que la única religión a la que me he consagrado es la de la cerveza y el vino -sorry, hígado- y que ambos están fifty-fifty con ventaja a la cerveza. Pues en Oporto, ni la probé. Y es que esta ciudad esta estratégicamente ubicada en la desembocadura del Duero -clima fresco idóneo para las bodegas- y muy cerca del Valle del Duero, donde viñedos como Quinta do Tedo o Pinhão producen vinos con DO Douro.

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3. Su escenario dividido por el Duero. Similar a París, Londres o Budapest, Oporto también queda dividida en 2 zonas diferenciadas: el casco antiguo al norte y la nueva al sur, conocida como Vila Nova de Gaia, zona de negocios y centros comerciales y en cuya ribera se encuentran las famosas bodegas de vino de Porto. Me gustan los constrastes, sobre todo retratarlos desde lo alto y con el cogote de mi chico como protagonista.

4. Su deliciosa gastronomía. ¿Te gusta el bacalao? Pues prepárate porque en Oporto probarás auténticas delicias con esta materia prima: sus buñuelos, más grandes y esponjosos que en España; el bacalhau com nata, desmigajado y gratinado; à bras, salteado con huevos y patata… ¿No te gusta? Pues aún tienen más platos: la francesinha, las sardinas asadas, el pulpo a la brasa, una famosa sopa denominada caldo verde, los aperitivos con queso y embutidos, la cataplana, los mejillones… No te pierdas la Taberninha do Manel, A Sandeira do Porto, Jimao o Chez Lapin.

5. ¡Sus precios! Oporto tiene precios mucho más económicos que los que podemos encontrar en España, sobre todo si sois de Barcelona o Madrid. Buscando bien se puede comer por 5€ perfectamente y por 15€ (precio medio de un menú en Barcelona) ya te haces todo un manjar. Cuánto termines gastándote ya depende también de tus gustos, pero lo que si te aseguro es que podrás olvidarte de invertir 6€ por una cerveza, como ocurre en Suiza, Noruega o el Reino Unido.

6. Su famoso vino de Porto ¡y sus catas! Sin duda, una de las delicias más características de Oporto. Cómo no, ya conocía este vino pero aún me despertaba más curiosidad poder conocer su origen y visitar sus bodegas. Las casas más famosas se encuentran en la ribera de Vila Nova de Gaia, ya que su ubicación encarada al norte le ofrece menos horas de luz y un clima más fresco que la costa de enfrente, idóneo para la maduración del vino. Sandeman, Ferreira, Calem, Croft, Offley… ¿Te suenan? De noche, desde la costa del barrio de la Ribeira, verás sus letreros iluminados confiriendo una bonita estampa. Las catas tienen un precio que varía entre los 6€ y los 20€ según la bodega e incluyen visita guiada y cata de 2 a 5 vinos. ¿Mi elección? Croft, la más antigua de todas, y Calem, por tener éxito pero no ser una de las más turísticas (como ocurre con Sandeman).

7. Su Atlántico. Oporto tiene playas muy bonitas y una de ellas es la de Matosinhos, a menos de 30′ en transporte público del centro de la ciudad. Tiene un paseo marítimo idílico para paseos y para adictos al running, y que seguro que en primavera-verano gana mucho más que en invierno. Aún el frío, no pude evitar la tentación de descalzarme y recorrer su larga playa hasta llegar a las suaves olas. Cómo no, tomé no sólo esta foto sino dos fotos de postureo, que me ha costado un resfriado que aún me dura. El precio del postureo.

8. Sus altibajos. ¡Preparen glúteos! Oporto es ciudad de subidas y bajadas. Y aunque pueda parecer una tortura al caminar, el resultado de vuestras andanzas merecerá mucho la pena: las vistas desde sus puntos más altos son increíbles. ¿Mi favorita? Desde el Jardim Do Morro, en lo alto de Vila Nova de Gaia.

9. Su puente Luis I… ¡no apto para gente con vértigo! Y lo digo por experiencia: mi novio sufre mucho vértigo y lo cruzó y lo pasó un poquito mal. Yo en cambio, disfruté de las vistas como una loca. Se puede cruzar por abajo, a pie de tierra, o desde su piso superior. Atreveros a cruzarlo por encima y tomaros un momento para disfrutar del espectáculo visual.

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10. Su gente. ¿Sabéis eso de que los franceses son cerrados y tal? Pues en Oporto la gente es súper abierta y no tienen problema en contarte curiosidades y consejos sobre la ciudad. Eso sí, veréis que todos tienen un ritmo muuuuuuy tranquilo así que tomaros las comidas con calma. Es más, tomároslo todo con calma. Oporto no está hecho para ir con prisas. Es para vivirlo con calma.

¿Te animas a escaparte a Oport? ¿O a dónde sea?

Pues ya estás tardando en vivir tu aventura Waynabox. 

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Noche en Milán: dónde comer y salir sin arruinarte

Cuando uno piensa en Milán, hay un aspecto tanto o más importante que la moda y el comercio. Hablamos, efectivamente, del icónico aperitivo. Y es que salir por Milán significa mucho más que una simple cena fuera de casa.

Para empezar, hay que discernir un aperitivo milanés, es algo bien distinto a uno español. En la capital lombarda, el aperitivo tiene lugar a partir de las 18h y se alarga hasta entradas las 22h, con lo que puede convertirse en el calentamiento ideal para una noche de fiesta, o bien constituir en sí mismo un animado afterwork.

Es en estas horas cuando los bares se llenan de gente y de enormes mesas de comida. Una vez te sientas en tu mesa y eliges lo que quieres beber (por ejemplo, un clásico Negroni), todas estas mesas de comida están a tu disposición: pastas, pizzas, ensaladas, embutido, fuentes de fruta, dulces… Para. Sé lo que estás pensando: “adiós a mi cuidada y apolínea figura”. Ya, bueno, qué le vamos a hacer. Por algo lo llaman la dolce vita.

Es por eso que el aperitivo se ha acabado convirtiendo en una alternativa más que válida a la cena, y por solo el precio de un cóctel, que suele oscilar entre los 5 y los 10 euros. Y todo ello rodeado de una bonita atmósfera y buena música.

Aunque esta maravillosa costumbre empezó en Turín, fue en Milán, la ciudad más europeizada de Italia, donde realmente se popularizó. Así, las mejores zonas para degustar un delicioso aperitivo y acabar saliendo son el barrio del canal de los Navigli, Porta Romana, Paseo Porta Ticinese y el barrio de Brera. Ah, y un consejo: ¡no descuides tu estilo! Al fin y al cabo, estás en la cuna de la moda.

1. RADETZKY CAFÉ
Desde finales de los años ochenta, el Radetzky Café preside el céntrico Corso Garibaldi 105. De sus aperitivos se destaca la cuidada carta de cócteles y vinos. Clientela elegante pero en un ambiente informal, que no desentona con los alrededores de la zona donde se sitúa.

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2. 10 CORSO COMO
10 Corso Como es una exclusiva franquicia que vende el estilo de vida italiano a través de la ropa, el arte y los muebles. Su única sucursal europea se encuentra en Milán, pero esta propuesta empresarial es muy popular en Asia. Su curiosa decoración invade un discreto patio de esta seductora área peatonal de la ciudad. El ambiente que se crea en él es su punto fuerte.

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3. TRATTORIA TOSCANA
La Trattoria Toscana rezuma autenticidad. Si en los años 70 fue un punto de encuentro para intelectuales de la ciudad, ahora ofrece por apenas siete euros una genuina degustación de platos italianos en el Corso di Porta Ticinese 58.

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4. PRINCI
Una opción del todo casual y alternativa es la de Princi, que presume de encerrar en ella “el espíritu de Milán”. Aunque su actividad principal es la de panadería y pastelería, su hora del aperitivo es también de lo más popular. Cuenta con cinco establecimientos en el centro de la ciudad, alguno de ellos cerca del Duomo o del Corso Garibaldi.

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5. ARMANI HOTEL LOUNGE
Tratándose de Milán es inevitable que no haya opción fashion, también para un asunto como el aperitivo. Visitar el hotel Armani es toda una experiencia en la que el precio, además, siendo igual de barato que en cualquier otro aperitivo de la ciudad.

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Budapest, la historia de tres ciudades

Budapest, capital de Hungría y uno de nuestros destinos Waynabox estrella, es una de las ciudades más bonitas de Europa central. Antigua capital imperial, la Perla de Danubio atrae cada vez a más viajeros. Antes de viajar, sin embargo, todos deberían conocer cuál es la singular historia de Budapest.

Contrario a lo que pueda parecer, Budapest es una ciudad reciente, formada por la agrupación de otras tres ciudades: Óbuda (o Vieja Buda) y Buda, situadas en la orilla occidental del Danubio, y Pest, que se asienta en la orilla oriental. Las tres ciudades tienen una dilatada historia, y no fue hasta 1873 cuando se unificaron.

La fundación de tres ciudades

Todo empieza en los siglos III y IV a.C., cuando una tribu celta construyó su fortificación en un lugar estratégico como era el Monte Gellert. Pero serían los romanos, en el año 89 a.C., quienes fundarían la primera ciudad: Óbuda (ahora tiene sentido que se llame “vieja Buda”, ¿no?). Eso sí, ellos la conocerían por el nombre de Aquincum, que debe su nombre a la palabra “aqua”, en honor a los numerosos manantiales termales que tanta fama proporcionan a Budapest. Y todos sabemos que a los romanos les chiflaban las termas.

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Desde la cima de la Citadelle, en el Monte Gellert, se puede apreciar Buda (a la izquierda) y Pest (a la derecha)

Una vez establecida la colonia romana, nacería Buda (la ciudad, no el profeta) en el año 14 a.C.

Es en el año 896 cuando siete tribus magiares derrotaron a los romanos, se establecieron en la zona y decidieron edificar dos ciudades nuevas separadas por el río: Buda y Pest. Aún hoy día la ciudad rinde homenaje a aquellas siete tribus en la Plaza de los Héroes, al final de la avenida Andrássy.

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Plaza de los Héroes

Dominio austríaco

Pese a caer en manos turcas en el siglo XVI (convirtiéndose Buda en su capital), en 1686 los Habsburgo se hacen con el control de la ciudad, lo cual marcaría el devenir de Budapest los próximos siglos, pues pasaría a formar parte del dominio austríaco. Bajo el control de los Habsburgo se construiría el famosísimo Puente de las Cadenas (1849), el primer puente permanente sobre el Danubio.

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Puente de las Cadenas de Budapest

 

Dos décadas después se erige el Imperio Austrohúngaro, comenzando así una época dorada para la capital, que sería la segunda ciudad más importante del imperio tras Viena. Habría de transcurrir un par de décadas más hasta que Óbuda, Buda y Pest se unieran definitivamente, bajo el nombre de Budapest.

Siglo XX hasta hoy

El Imperio Austrohúngaro duró hasta después de la Primera Guerra Mundial, cuando el Tratado de Saint-Germain-en-Laye separó Austria de Hungría. Poco después, en otro tratado, Hungría perdería todavía más territorios, entre ellos Eslovaquia, Transilvania o Croacia, y Budapest se convirtió así en una exagerada capital para un estado tan empequeñecido pero, eso sí, plenamente independiente.

La antigua fortaleza de la Citadella, a lo alto del Monte Gellert, fue un bunker relevante durante la primera y segunda guerra mundial. Actualmente está coronado por una estatua de la libertad.

La Segunda Guerra Mundial trajo consecuencias aún más catastróficas. Budapest sufrió grandes bombardeos aéreos de los aliados que destruyeron parcialmente la ciudad. Al acabar la guerra, la capital cayó en la órbita soviética, de modo que el comunismo estuvo bien presente hasta la caída de la URSS en 1989 y aun hoy acompaña la memoria colectiva de la ciudad.

Para saber más acerca de la historia de Budapest, una fantástica manera es vivirla sobre el terreno con alguno de los ya famosos Free Tours que suelen darse lugar en las grandes capitales europeas.

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¿Por qué deberías viajar a Bruselas alguna vez?

Ya sabéis que en Waynabox somos muy científicos, no engañamos y siempre decimos la verdad. Y, por eso, cuando conté por estos lares las razones por las que debéis viajar con vuestra madre alguna vez, no mentía y basaba mis afirmaciones en un razonamiento 100% experimental. Sí, me gusta viajar con mi madre, sobre todo desde que me independicé y puedo echarla más de menos. Por eso una vez al año nos escapamos y para evitar que me critique el horario de vuelos o el hotel me dije “eh, vamos a aprovecharnos de Waynabox y voy a echarles el marrón a esa familia que me aguanta 40 horas a la semana”. Y, mirad por donde, mi madre quedó más que encantada de nuestro viaje sorpresa a… ¡Bruselas!

La capital Belga es uno de los destinos Waynabox que más sorprende a nuestros viajeros. Y, ciertamente, a mi también me sorprendió a bien y superó mis expectativas. Siendo sincera, es una de esas ciudades que, sin saber nada de ella, nunca me había llamado la atención y en realidad fueron los #wayners quienes me despertaron la curiosidad. Ya tu sabeh, cuando eres Social Media Manager y te pasas el día cotilleando trabajando en redes sociales, descubres muchas cosas y los secretos de Bruselas fueron uno de esos descubrimientos que merece la pena ver… in situ. ¡Repasémoslos!

1. Bruselas es mundialmente conocida como ciudad administrativa pero que esto no te eche el freno: en realidad, su mejor parte es el casco histórico, un núcleo de callejones peatonales y de estética reminiscente a su pasado medieval.

2. La Grand Place es la plaza más famosa de Bruselas, la más bella del mundo (considerada por muchos intelectuales, como Víctor Hugo) y la imagen que aparece en Google cuando tecleas “Bruselas”. Es Patrimonio de la Humanidad, tiene una ornamentación preciosa y mola mucho hacer un video 360º desde el centro.

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3. El Mannekin Pis es esa famosa estatuilla del niño haciendo pis que todo el mundo quiere ver cuando va a Bruselas. Y sí, la tienes que ver. Ni que sea para cerciorarte de que no merece nada la pena.

4. Lo que sí debes visitar es el Parque del Cincuentenario, coronado por un magno edificio en forma de U que sirvió para conmemorar el cincuenta aniversario de la independencia de Bélgica durante la Exposición Universal de 1880. Es MUY gran e impresiona.

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Esta foto la hizo nuestro vídeo maker @marcdominguez cuando se fue de Waynabox a Bruselas antes de que trabajara en Waynabox. Yo creo que esto fue algo del destino. En serio.

5. Muy cerca del parque se encuentra la ONU. Y bueno, aunque no tiene nada en sí, seas o no un euroescéptico siempre hace mucha gracia sentirte cerca de un edificio importante.

6. Pero dejando de lado los edificios, lo MEJOR de Bruselas es la cerveza. Bueno, si te gusta, claro. Aquí sí entienden de cultura cervecera y el claro ejemplo es el Delirium Café, el bar con más tiradores de cerveza de Europa (¡más de 25!).

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7. Y si no te gusta la cerveza, aquí el chocolate y los waffles (gofres) corren a raudales. Más te vale patearte la ciudad de arriba abajo para compensarlos. Porque no vas a parar de comer.

8. Suma unos cuantos km más a los anteriores, sobre todo cuando pruebes las frites à l’andalouse. Las patatas fritas con esta “salsa andaluza” -que nada tiene que ver con nuestros vecinos del sur- son una delicia para el paladar. ¿Mis favoritas? Las de Café Georgette  (Rue de la Fourche 37) <3

9. Y, claro, no podemos terminar sin citar los moules a la marinière de Bélgica, que nada tienen que ver a los mejillones a la marinera de aquí, sino que se preparan con vino blanco y apio y quedan deliciosos (¡y muy saludables!).

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10. El Atomium mola más en persona que en fotos. En serio. Acercaros a esta molécula gigante y, recomendación wayner, ¡subid! Sino, os arrepentiréis 😉

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11. Bruselas tiene zonas verdes preciosas como el Parque de Bruselas o el Jardín Botánico -a parte del Parque del Cincuentenario o del parque del Atomium- donde podrás disfrutar de un poco de running o de un picnic dominguero.

12. Otra de las mejores cosas de viajar a Bruselas es acercarte a Brujas, a menos de una hora en tren, el pueblo más bonito que he visto. Aviso a navegantes: id temprano porque sino… ¡se llena de turistas y es un agobio!

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13. También puedes (o incluso, debes) acercarte a Gante, cuyo centro y su castillo tienen un encanto similar a Brujas. Si paráis aquí a comer, no os perdáis Amadeus (Plotersgracht 8), restaurante especializado en costillas (con menú all you can eat) o Pain Perdu (Walpoortstraat 9), descubrimiento de mi compi Xavi e idónea para hacer brunch.

Así de mal en Gante
Así de mal en Gante

14. En Bruselas no hace falta irse de discoteca hasta altas horas de la noche para pasarlo bien: ir de bares (a los mejores) es el mejor plan noctámbulo.

15. Vuelves de Bruselas con la sensación de que podrías volver a ir… Así que seguro que pronto volveré.

Aunque por ahora tengo pendiente otro viaje Waynabox así que… ¿Te atreves tu también a disfrutar de una escapada a un destino sorpresa?

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