Lo prometido es deuda… ¡He vuelto a viajar con Waynabox (y vengo a contarlo)!
Poco después de regresar de Dublín, destino de mi primera escapada sorpresa, y contarles a mis amigas todos los detalles de mi experiencia Waynabox decidimos que era hora de hacer un viaje de chicas. Así que, después de un mes de espera (la #waynaespera como ya la han bautizado algunos), la semana pasada descubrí mi segundo destino Waynabox: ¡Estocolmo!
No podíamos estar más contentas, Estocolmo que era una de las pocas ciudades posibles que no habíamos visitado ninguna de las tres amigas y todas teníamos ganas de descubrirla. El día antes de viajar, una hacía la maleta mientras las otras buscábamos recomendaciones sobre qué visitar y dónde comer. Un par de consejos de otros viajeros, recomendaciones de blogs, guantes y gorro de lana y estábamos listas para lanzarnos a la aventura.
Los horarios de vuelo que nos tocaron no podían ser mejores, viajamos el viernes por la mañana y regresamos el domingo por la noche, ¡perfecto para aprovechar el fin de semana completo! Llegamos a Estocolmo sobre las cuatro de la tarde y acudimos directas al hotel a dejar las maletas y prepararnos para el frío. El trayecto del aeropuerto al hotel lo hicimos con Flygbussarna, los autobuses directos que te llevan al centro de la ciudad, y que nos dejaron a solo 5 minutos a pie de nuestro hotel, muy cerca también de la estación central.
Al llegar al hotel descubrimos que era prácticamente una cueva, con todas las comodidades de un hostel; cocina compartida y habitaciones privadas y con baño propio, con paredes de piedra blanca, ¡nos encantó! Decidimos aprovechar el alojamiento al máximo y hacer alguna comida allí comprando en el supermercado que teníamos frente al hotel y cocinando mientras conocíamos a otros viajeros.
Nuestro fin de semana en la ciudad consistió básicamente en andar y no dejarnos nada por ver. Nos sorprendió la facilidad con la que pudimos movernos sin tener que coger transporte público para nada. Tampoco tuvimos que cambiar dinero en ningún momento, los precios están en coronas y en muchos sitios también cogen euros, pero nosotras nos limitamos a pagar con tarjeta de crédito hasta la compra más pequeña, ¡todo facilidades!
Nuestros imprescindibles en Estocolmo:
Después de recorrer Estocolmo en tres días nuestros favoritos para visitar entre amigas fueron: Gamla Stan; la ciudad vieja es una isla llena de tiendecitas con encanto y calles adoquinadas. El Museo Vasa; un barco que mola y mucho, ¡y más para las que estamos enganchadas a las historias de vikingos! Skansen: un museo-pueblecito muy sueco y tradicional, si te gustan los animales no puedes perderte los alces ni renos, aunque abrígate bien, ¡es todo al aire libre! Y como no, los clásicos de la ciudad; el Ayuntamiento, el Palacio Real, el museo Nobel, etc. Más allá de los lugares turísticos nos encantó descubrir que el buen gusto que tienen en Suecia para el diseño de interiores va más allá de las ofertas de Ikea, los rollitos de canela, los conciertos de jazz en pubs subterráneos, los restaurantes de luz tenue, los vikingos barbudos de dos metros que todavía se pasean por la ciudad, las tostas de salmón y aguacate, el olor a Navidad aunque sea marzo y los free tours en español, ¡todo un acierto si te interesa la historia y curiosidades de la ciudad!
Estocolmo es perfecta para visitarla un fin de semana con amigas. Nosotras nos quedamos con ganas de visitar Sodërmalm, una zona de la ciudad un poco más alejada aunque muy de moda últimamente, así que tendremos que volver 😉
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