Cómo moverse por Ginebra

Bajáis del avión y ¡ala! Ni idea de cómo ir hasta el hotel. No hay nada como llegar a nuestra habitación tras un vuelo, aparcar las maletas y salir a explorar nuestra ciudad de destino. ¡No os preocupéis, wayners! A continuación os dejamos unos cuantos consejos para desplazaros hasta vuestro hotel y, por supuesto, cómo moveros por la ciudad mediante el transporte público. ¡Allá vamos!

Consejos para no perderte nada más salir del aeropuerto

Podéis acercaros a la ciudad de Ginebra de distintas formas y… ¡todo gratis! Cada 10-12 minutos tenéis a vuestra disposición un tren que os dejará en pleno centro con un trayecto de 20 minutos. También podéis ir en bus. Éstos acuden cada 15 minutos a la estación del aeropuerto. 

Es muy probable que os surja la necesidad de desplazaros en transporte público a la hora de explorar la ciudad. A continuación os dejamos el programa de tarifas que os podrán ayudar a desplazaros por la ciudad:

Free Ticket: ¡Podrás ir hasta tu hotel gratis! Cuando bajes del avión, cerca de las cintas de equipaje encontrarás una máquina en la que recoger un ticket totalmente gratuito para viajar en transporte público, de esta manera podrás llegar a tu hotel de manera gratuita. Tiene un límite de 80 minutos y puede usarse en los distintos servicio del Transporte Público (autobús, taxis, o tren). 

Geneve Pass: Moverse por Ginebra no podría salir más económico, ya que ¡puedes viajar sin límites durante toda tu estancia en transporte público! Se puede usar durante 24, 48 y 72 horas, con tarifas variables. El pase de 24 horas tiene un coste de 23 euros, la de 48 horas cuesta 35 euros y la de 72 tiene un coste de 42 euros. 

Autobuses y trolebuses

¡La forma más cómoda de moverte por Ginebra! Hay un total de 60 líneas que recorren la ciudad y que tienen conexiones, además, con las líneas de tranvía. De estas  12, también son nocturnas o Noctambus, cuyos horarios van, desde las 12 de la noche a 4 de la madrugada. 

¿Cómo moverse por Ginebra?

Tranvías

Ginebra cuenta con un total de 5 líneas de tranvía que atraviesan la ciudad y comunican con otras paradas de autobús, trolebús y tren. Perfecto para moverse de forma rápida y cómoda entre los distintos puntos de la ciudad.

Barcos

Ginebra gira en torno al lago Leman, por lo que es posible desplazarse por distintos puntos de la ciudad en barco. ¡No te lo puedes perder! Se puede embarcar cada 10 minutos, desde las 7 de la mañana hasta las 6 de la tarde, en las llamadas Mouettes. Este servicio de transporte marítimo tiene un total de 4 líneas. El billete de un viaje para adulto tiene un coste de casi 2 euros. Si decidís realizar alguna que otra excursión fuera de la ciudad, el viaje en barco es indispensable. Si queréis saber dónde podéis ir de excursión, leed el siguiente artículo. 

Podéis consultar los horarios en la página web del servicio de Mouettes.

 

¿Cómo moverse por Ginebra?

Ginebra a bocados

Si eres amante del queso, estás de suerte, ya que Suiza es mundialmente conocida por sus quesos, aprovecha tu viaje a Ginebra para darle rienda suelta a tu paladar. Eso sí, ¡precios no aptos para todos los bolsillos! 

De Ginebra a tu estómago

Aquí os dejamos una guía básica de imprescindibles para vuestro estómagos si estáis en Ginebra y no tenéis ni idea de qué o dónde comer: 

Fondue de vino blanco

¡Lo más típico! Esta fondue se prepara con dos tipos de queso fundido, el Vacherin y el Gruyere, mezclados con un poco de vino blanco y harina de maíz. Para disfrutarla, se pincha el pan con el tenedor y se remueve dentro de la cazuela. ¡Ojo! Cuenta la leyenda que aquel a quien se le cae el pan dentro… ¡tendrá mala suerte! 

Raclette

Aunque no es original de Ginebra, la raclette es un plato muy popular de la gastronomía suiza, sobre todo de las zonas de montaña. Su base también es el queso fundido, pero de un tipo distinto, el de Valais. Se sirve con patatas cocidas o embutidos, todo acompañado de vino blanco para digerirlo mejor. ¡Un placer para los amantes del queso! 

Ginebra a bocados

Chocolates suizos

Aunque el origen del chocolate no es suizo -¡nació en Turín!- muchas de las variedades que triunfan sí lo son. Ya se dice que los mejores maestros chocolateros nacen en Suiza. ¿Un waynaconsejo para comprar chocolate? Solo se puede comprar un mínimo de 100 gramos y además va en lonchas.

Älplermagronen

Si te chifla la pasta y el queso, este contundente plato suizo te encantará. Parece que los macarrones con tomate son algo muy simple para los suizos, así que aquí apuestan por este gratinado de patatas, macarrones, queso, nata y cebolla. 

Schnitzel

Plato tradicional de Austria pero muy cocinado y  comido también por sus vecinos suizos. Es un plato que se cree que es casi milenario. Consiste en una rebanada fina de carne de ternera rebozada con pan rallado, harina de trigo y mantequilla. Se sirve tradicionalmente con ensalada de patatas y rodajas de limón.

 

Ginebra a bocados

Rösti

Como la tortilla española no hay ninguna, pero esta variación de tortilla plana, elaborada con huevo y patatas Gschwellti y frita con mantequilla en la sartén, no está nada mal. 

Birchermüesli

Es algo así como el “desayuno de los campeones” y fue inventado en 1900 por el médico suizo Maximilian Oskar Bircher-Brenner como una opción energética y saludable. Se prepara en un bol mezclando copos de avena, zumo de limón, leche condensada, manzanas ralladas, avellanas o almendras. ¡Delicioso! 

Ginebra a bocados

La Marmite de l’Escalade

Una marmita de chocolate rellena de vegetales y caramelos en su interior. Lo podéis encontrar en muchos supermercados suizos, ya que se equivale a nuestra ‘mona de pascua’. Este curioso dulce es un manjar tradicional del país, sobre todo durante el festival de l’Escalade, celebrado el 12 de diciembre.

Bircher Müesli

Algunos fardan de este delicioso manjar afirmando que es el ‘plato’ más típico y tradicional de Suiza tras la ‘fondue’. No hay receta fija, pues ésta varía según la familia o el establecimiento que lo prepara. Hecho a partir de yogur y avena, 1 plátano, 1 manzana, pasas o higos secos. En invierno se suele añadir 1 naranja y un puñado de frambuesas congeladas. En verano estos últimos ingredientes se sustituyen por frutas o bayas secas mezcladas, como frambuesas, moras, ciruelas, nectarinas o cerezas. ¿Cómo resistirse?  

Longeole

No nos íbamos a poner a escribir sobre la gastronomía suiza y dejarnos alguna que otra de sus famosas salchichas. La Longeole es una salchicha tradicional de Ginebra. Hecha a partir de carne de cerdo molida y semillas de hinojo. Un manjar especialmente popular durante los meses más fríos. Se suele servir durante navidad con patatas cocinadas al vino blanco.

Zonas gastronómicas

En Ginebra podéis encontrar de todo, desde restaurantes galardonados con estrellas michelín hasta bares y cafés tradicionales en las esquinas. Os contamos algunos lugares a los que podéis ir para probar la gastronomía suiza. 

Restaurant Les Armures

Restaurante de lujo ubicado en un edificio construido en el siglo XIII en el casco antiguo de la ciudad, evidentemente está restaurado. En este establecimiento tienen amplios menús entre los que escoger. 

L’adresse

Un estudio de arte reconvertido en restaurante. Pensado para la gente joven y con estilo. Si sois de esos ya sabéis, carta cara de vinos y comida fresca y ligera además de platos del día con identidad propia. También tienen todo un repertorio de zumos hechos allí mismo. ¡Delicioso!

Restaurant Vieux Bois

Un establecimiento donde los menús cambian cada 6 semanas. Esto da la oportunidad a los chefs para experimentar y basar su negocio en la cocina fusión así como platos tradicionales. El Restaurante se encuentra enfrente del Palacio de las Naciones Unidas.

 

 

Los secretos de Ginebra

No se puede conocer un destino sin haber explorado sus curiosidades y secretos. Ginebra es una ciudad con historia, gastronomía, cultura y por supuesto maravillosas vistas, pero no hay nada mejor que conocer el lado alternativo de las cosas. 

Top secret: ¿Conoces los rincones secretos de Ginebra?

A continuación os dejamos una lista de lugares y establecimientos que os podrían encantar si os habéis cansado de los museos y los castillos de Ginebra.

El monte Saléve y el templo budista

También conocido como la montaña mirador de Ginebra. Para ir al monte Saléve hay que coger en el mismo puente Mont Blanc el autobús 8, dirección sur. Éste te lleva hasta un pueblecito que está en la frontera con Francia. Para subir hasta arriba hay un teleférico que cuesta unos 11€ (se puede pagar en € o en francos) ida y vuelta. 

Los secretos de Ginebra

Barrio grottes

Más conocido como el barrio de los pitufos. Sorprende por sus alucinantes construcciones llenas de curvas gaudianas, de colores, de formas inimaginables… ¡No te lo puedes perder!

Museo patek philippie

Si te apasionan los relojes no puedes dejar de visitar este museo, conocido como el templo de la relojería. Abiertojueves y viernes de 14h a 18h y los sábados de 10h a 18h. Entrada adultos 9€ y menores 4€.

Old Town

También conocido como ‘Vielle-Vielle’, este es el barrio más antiguo de no solamente de Ginebra, sino de toda Suiza. Es aquí donde se encuentra la catedral de ‘Saint-Pierre’. Callejuelas estrechas y pintorescas repletas de cafés, restaurantes y por supuesto edificios históricos. En ‘Old Town’ podéis encontrar ‘Maison Tavel’, la casa más antigua del país. La construcción de esta estructura se origina en el siglo XII. ¡Un hogar casi milenario!

Passage de Monetier

En Old Town nace el llamado Passage de Monetier, un pasadizo secreto usado históricamente para desplegar tropas de forma sigilosa o para evacuar civiles. Éste sí es un secreto bien guardado, ya que pocas veces está abierta al público. ¿Seréis afortunados y afortunadas? Sólo apto para valientes. El pasadizo se encuentra enRue du Perron’. 

La iglesia rusa de Ginebra

Pues resulta que en Ginebra podéis visitar una preciosa iglesia ortodoxa. Construida en 1859 en el distrito Eaux-Vives y  de estilo bizantino-moscovita, esta maravillosa edificación no os dejará impasibles. Además, la hija de Dostoyevsky fue bautizada en este mismo lugar. Abierto de lunes a viernes de 9am a 12 pm. Los fines de semana cierran a las 5pm. 

Los Secretos de Ginebra

Le Chat Noir

Podría considerarse como un restaurante, un bar y un club de música, todo en uno. Aquí podéis pedir tapas, todo tipo de bebidas, hasta podéis pedir para comer. Todo en el segundo piso, en el primero se encuentra el club de música, que recibe un amplío repertorio de géneros musicales, como el jazz, el soul, el rock o incluso el hip hop. ¡Menudo lugar para pasar el rato! 

Pulp 68

¿Por casualidad no seréis skaters y os interesa la historia de este deporte? Y si no, no pasa nada, se puede pasar un buen rato igual. Aquí podréis descubrir más sobre la historia del skateboarding retrocediendo hasta los años 60, con presencia de juegos arcade y artefactos culturales relacionados con este mundillo.

¿QUÉ VER EN GINEBRA?

¡Wayners! ¿Os ha tocado Ginebra como destino sorpresa y no sabéis qué visitar? No os preocupéis,  en este artículo os dejamos una lista de imprescindibles en la ciudad suiza. ¡Os va a encantar!

Imprescindibles; ¿qué ver en Ginebra?

El origen del World Wide Web, lugar de encuentro de grandes organizaciones internacionales como Naciones Unidas o el Comité Internacional de la Cruz Roja y la ciudad que alberga el banco de madera más largo del mundo. Esa es Ginebra, una ciudad con casi 4.000 años de edad y a la que estáis a punto de visitar.

Os dejamos una lista de los imprescindibles de Ginebra. ¿Estáis listos/as wayners? 

Jet d’eau

Es el icono de la ciudad y una de las fuentes más altas del mundo. 500 litros de agua por segundo son disparados a una altitud de 140 metros. El agua sale de la boquilla a una velocidad de 200km/h. ¡No hay que perdérsela de noche! Tiene una iluminación espectacular.

Catedral Saint-Pierre

La Catedral domina el casco antiguo y contiene tesoros arqueológicos desde la prehistoria a la Edad Media. Desde la torre Norte de la basílica se puede disfrutar de una vista impresionante de la ciudad. Abierto de lunes a jueves de 8:35 a 12:30 y de 13:30 a 17:30. Los martes y los viernes no abren por la tarde. Los miércoles las puertas están cerradas.

Es una catedral a la que tenéis que pagar para acceder. ¡Recuerda que para pagar aquí solo aceptan francos suizos!

Palacio de las Naciones Unidas

Al cruzar el portón enrejado de la ONU, entrarás en territorio internacionalEl precio para adultos es de aproximadamente 14 euros. La entrada para los niños cuesta unos 9-10 euros. ¡Y si vais en grupo os harán descuento!

Abierto de lunes a viernes de 9:30 a 11:30 y de las 13:45 hasta las 15:45 horas. Justo enfrente del Palacio tenéis un restaurante por si os entra el hambre tras la visita. 

 

¿Qué ver en Ginebra?

El museo del Comité Internacional de la Cruz Roja y la Luna Roja

Abierto cada día de 6am a 5pm, el Museo de la Cruz Roja va con Ginebra. ¿Por qué creéis que el nombre y la bandera de este comité internacional se basa en una cruz roja en una bandera blanca? Porqué con los colores inversos la bandera de la Cruz Roja se convierte en la bandera Suiza. El precio para adultos al museo es de unos 14 euros. Hay descuentos para la familia. Allí podréis encontrar la exhibición de películas, exposiciones interactivas de altísimo nivel y obras de arte que recogen más de 150 años de actividad humanitaria y de derechos humanos.  

 

El gran teatro

Se encuentra el escenario más grande de Suizay es la sede teatral más grande y de mayor producción, con representaciones de ópera y danza, recitales, conciertos y obras de teatro. Este majestuoso teatro abrió sus puertas por primera vez en 1876. Para consultar horarios y tarifas primero debéis tener claro qué obra queréis ver en ‘Le Grand Théàtre’. Podéis echar un vistazo a su programa en el siguiente enlace.

¿Qué ver en Ginebra?

El museo de arte e historia

Es uno de los museos más grandes de Suiza y encontrarás objetos de bellas artes y arqueología.  Abierto todos los días de 11h a 18h. La entrada es gratuita a las colecciones permanentes. El precio de las exposiciones temporales es variable.

El reloj de flores

Este monumento floral rinde homenaje a la tradicional industria relojera suiza y por tanto es sin duda otro de los imprescindibles de la ciudad. Se encuentra en uno de los bordes del Jardín Inglés. Básicamente es un reloj formado por más de 12.000 plantas y floresy ¡hay quién dice que es el reloj floral más grande del mundo! Cada año el reloj puede de cambiar de color y forma hasta 5 veces, dependiendo de la temporada del año.   

¿Qué ver en Ginebra?

El jardín botánico

Se encuentra en el lado izquierdo del lago, merece la pena ir paseando y recrearse con todos los lujosos palacetes que están de camino a orillas del lago. Este jardín alberga una colección de más de 16.000 especies de plantas de varios puntos del planeta, así como un pequeño zoo, además tiene más de 100 años de antigüedad.

Abierto todos los días de 8h a las 17:00h durante los inviernos y de 8:00 a 19:30 durante verano. La entrada es gratis.

Excursiones: ¿Qué hacer en los alrededores de Ginebra?

No todo lo bonito está en el interior. ¿Estáis en Suiza y no vais a cruzar por sus maravillosos lagos en crucero o visitar sus castillos? Por vuestra suerte aquí os traemos de ideas chulas para maravillaros con este viaje.  

Lausanne

Es la capital de la región y la cuarta ciudad más poblada de Suiza, tiene una gran tradición histórica, ya que la ciudad la fundaron los romanos en el siglo IV a. C. Se encuentra a tan solo 45 minutos en tren. Los billetes de solo idea cuestan unos 11 euros, los de ida y vuelta a partir de 40€. Otra opción más económica es blablacar, trayectos a partir de 5€. Podéis consultar los horarios y tarifas en el portal web del servicio de trenes.

Nyon

Otra ciudad a orillas del lago Leman que merece la pena visitar es Nyon, está a tan solo a 15 minutos en tren, billetes de ida por 4’20 euros.

Crucero a Yvoire

Desde Nyon puedes disfrutar de un paseo en crucero por el lago con destino a Yvoire, un pueblecito medieval con mucho encanto. Los billetes de ida para adultos tiene un coste aproximado de 14,70 euros. Podéis encontrar más información en el siguiente enlace.

Castillo de Chillon

Este impresionante castillo a orillas del lago Leman tiene siglos de historia que se remontan a la Edad de Bronce. Se puede acceder en tren hasta Montreux y luego autobús, el precio aproximado del tren es de unos 17 euros.

Dónde comer barato en Ginebra

Ginebra. Tierra de la opulencia, de los salarios elevados y los precios desorbitados. Sin duda, uno de los niveles de vida más altos del mundo. Lo cierto es que a orillas del Ródano se hace difícil ahorrar si uno está de visita y quiere ajustarse el cinturón, pero que eso no nos impida conocer esta preciosa ciudad suiza.

Con la mayoría de restaurantes ofreciendo menús de mediodía por 30 euros o más, uno se pregunta: ¿realmente existen restaurantes donde comer barato en Ginebra? La respuesta es sí (relativamente), y en este post te explicamos cómo y dónde. Te presentamos los mejores restaurantes de Ginebra por menos de 20 euros.

Manora

Rue de Cornavin 6

Un plan popularísimo es subir a la cuarta planta de gran almacén Manor del centro donde se encuentra el Restaurante Manora. El despliegue de comidas y platos es muy amplio, y allí podréis confeccionar a vuestro antojo vuestro menú. Desde lo oriental hasta la salchicha típica, pasando por comida italiana, ensaladas o verduras. Una fantástica relación calidad-precio, y la mejor opción para comer en cantidad de forma económica. Los días despejados, además, las vistas valen mucho la pena. Por cierto, es buena idea aprovechar que está en un centro comercial y pasar por su sección de souvenirs de Suiza a por algo de chocolate, ya que están a mejor precio que en el resto de los locales.

La Buvette des Bains des Pâquis

Quai du Mont-Blanc 30

Otro plan de lo más recomendable es ir a los Baños de Paquis. Cada día ofrecen un “plat du jour” por catorce francos (unos doce euros) que deja a los comensales más que satisfechos. ¿Lo mejor? Las preciosas vistas, pues este restaurante se encuentra en un emplazamiento privilegiado: justo en medio del lago Leman.

Parfums de Beyrouth

Rue de Berne 18

La opción más exótica la pone Parfums de Beyrouth. Este libanés tiene el honor de ser uno de los restaurantes más populares de toda la ciudad. El servicio no es ninguna maravilla, pero es un lugar muy auténtico en el que degustar platos libaneses de falafel, humus o kebab de calidad y a un precio que no es habitual en Ginebra (alrededor de 20 CHF).

Inglewood

Rue de Montchoisy 17

El local ideal para ir con amigos. Los productos son de calidad y frescos, y la carne es una delicia. No en vano, se jactan de servir las mejores hamburguesas de la ciudad. Su gran variedad de hamburguesas y el encantador ambiente hacen que Inglewood esté siempre lleno de estudiantes y gente joven. ¡Tan lleno, que es aconsejable venir pronto para encontrar mesa!

Mercado de Halle de Rive

Rue Pierre-Fatio 17

La alternativa de los mercados es siempre buena: alegrar la retina, ver productos típicos y comprar algo para comer o traer para casa como regalo. En Ginebra, los miércoles y sábados por la mañana se monta el Mercado de Halle de Rive, un poco escondido, porque está situado en los bajos de un edificio en la calle Pierre-Fatio. Con más de treinta años y una colección de comercios increíble, allí se puede encontrar cualquier producto típico, desde rösti hasta estofados, carnes curadas o quesos buenísimos.

Al final, visto lo visto, tal vez no sea mala idea comprar una Geneva Pass por 25 euros que, además de permitir visitar la mayoría de los museos y atracciones, también incluye considerables descuentos en ciertos establecimientos.

¿Pensando en hacer una escapada… sorpresa?

¡No esperes más y reserva aquí y ahora tu viaje Waynabox!

Cómo disfrutar de Ginebra en pleno invierno (¡y aunque haga frío!)

Sabemos que los viajes Waynabox gustan. Sólo hace falta ver la suma de viajeros aventureros que acumulamos cada fin de semana. Pero aún nos cercioramos más de esta realidad cuando abrimos el correo los lunes y nos encontramos distintos mails de wayners agradecidos. ¡No sabéis cómo nos animan vuestras palabras un lunes! De todos ellos, esta semana nos hizo especial ilusión el de Aina Gombau, quien se ofreció a relatarnos su aventura por Ginebra. ¡Ella es la prueba de que ni el frío la frena a viajar! Así fue la aventura de Aina, apasionada de los viajes y de la escritura. 

No sabéis cómo he disfrutado los días previos del viaje. El saberme de memoria la lista de los posibles destinos y buscar algo que hacer en cada uno de ellos… Todos tenían magia, todos tenían un je-ne-se-quoi… Y al final el ganador fue… ¡¡GINEBRA!!

Hace 4 años estuve en Ginebra esa misma semana. Era la tercera vez fuera de España de mi novio, Abel, y quería que fuera especial. Sabía qué quería ver y donde ir, y el resultado fue mejor de lo esperado. Antes de empezar, hay que decir que Ginebra es cara, pero la gente es muy agradable y formal. Puedes pagar con Euros en casi todas partes, aunque si te tienen que devolver cambio lo harán en su moneda, el Franco Suizo (CH). Hay muy poca diferencia con el euro, sólo de algunos céntimos. Dicho esto, os dejo mi viaje romántico de fin de semana waynaboxero.

VIERNES 13.01.17

Nuestro avión salía de Barcelona a las 6:35. Después de un gran madrugón, a las 9 de la mañana ya habíamos hecho el Chech-in, y en el hotel Ibis Geneve Petit Lancy nos tenían la habitación preparada. Dejamos las maletas, y cogimos el Tram 14, que nos dejó en 10 minutos en Bel-Air, en el centro.

Desde allí mis pies parecían tener memoria, y me llevaron por una pasarela con nieve virgen. Las primeras impresiones fueron de sorpresa. Por lo bien que nos iba todo, por lo silenciosa y tranquila que es esa gran ciudad, y por lo llevadero que resultaba el tan temido frío (siempre que no nevase, porque eso si que te cala hasta los huesos…).

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Llegamos al Jardín Inglés. Allí vimos el Jet d’eau, ¡por fin! ¡Primer símbolo de Ginebra que no nos podíamos perder! Tenía miedo de que estuviera apagado, ya que en invierno si las temperaturas son muy bajas lo cierran para que no se congele. Justo en una esquina del mismo jardín había el famoso reloj de flores. Lo vimos medio cubierto por la nieve, pero aún así se intuía bien.

Seguimos hacia la parte antigua de Ginebra. Pasamos por un callejón medio escondido, el Passage des Degrés-de-Paules, y llegamos justo detrás de la Cathedral de St.Pierre. Allí descubrimos una vista idílica de los tejados de Ginebra llenos de nieve, y aprovechamos para crear nuestro pequeño muñeco de nieve.

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Seguimos por delante de la Cathedral y recto hasta la Promenade de la Treille, desde donde vimos lo que nos pareció Ginebra entera, desde justo encima el Parc des Bastions. Bajamos al parque, en donde nos dimos el lujo de jugar una partida al ajedrez gigante que hay en la puerta, y seguimos hacia el Monument Internacional de la Reforma. No nos gusto especialmente, pero estaba en la lista para cumplir el WaynaReto, ¡así que no lo podíamos dejar pasar!

Esta vez sí que nos empezaba a calar el frio. Era el momento perfecto para parar a comer. Nos pareció todo carísimo, pero ya nos habían avisado, así que no miramos mucho el precio (era eso o acabar en el McDonalds!). Comiendo aprovechamos para releer la guía de Ginebra que nos había enviado waynabox, y nos llamó la atención el templo budista con las vistas de Ginebra.

Con la barriga llena y ansias de wifi, decidimos pasar por el hotel a preguntar en recepción como llegar, y nos dijo el chico que en media hora llegábamos… ¡¡MENTIRA!! Así pues, perdimos la tarde tontamente. Debimos coincidir con la hora en la que salían los niños del colegio, ya que cogimos todos los autobuses llenos, y acabamos gastando DOS HORAS para llegar al teleférico que te lleva al templo (y que cuesta 11€), con tan mala suerte que llegamos a las 17:02… ¡¡Y CERRABAN A LAS 17!! Los horarios y algo de información de cómo llegar fueron las dos cosas que echamos en falta de la súper guía de waynabox… De haberlo sabido quizás no nos hubiéramos arriesgado tanto. Empezaba a nevar, estaba oscuro, hacía frío y nos habíamos desanimado, así que hicimos lo mejor que puedes hacer en estos casos: Cenar e irte a dormir.

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SÁBADO 14.01.17

Este sí fue un día perfecto. Decidimos alquilar un coche hacia un pueblecito que me había robado el corazón hacia  años: Gruyéres. Nos dieron un Fiat Panda con tracción total (Abel disfruto mucho con eso), y a las 9:45 llegábamos al pueblo.

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Aun había zonas vírgenes por las que poder pisar y dejar huella e incluso hicimos angelitos en la nieve. Era súper romántico… Nos dirigimos al castillo, y justo antes de llegar hicimos una parada en el Museo de HRGiger. Abel es muy fan de las series de Alien, Predator y Species, así que nos pasamos casi dos horas dentro del museo (unos 25€ los dos… Bastante caro, pero nos dieron un descuento para el castillo, así que hacer las dos cosas acaba valiendo la pena). Por desgracia no se pueden hacer fotos… Pero hicimos una desde el balcón del museo a la puerta, por fuera.

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Al salir de allí, visitamos Le Chateau de Gruyéres (13CH los dos con el descuento de antes). Es inmenso por dentro, y ¡con unas vistas de las que quitan el hipo! La pena es que los jardines estaban cerrados en invierno… Quizás demasiado peligroso a causa de la nieve, y no se vería tan precioso con las huellas de los turistas. Sin ninguna duda, ¡vale la pena la visita!

Paramos a tomar un chocolate en el bar ambientado de HRGiger (de 5CH, que aunque parezca mucho, era lo más barato de toda la carta, ¡imaginaos!), y a las 12 nos íbamos de allí.

En la parte baja del pueblo también hay La Maison du Gruyére. //www.lamaisondugruyere.ch/accueil/ . Se trata de un museo donde te enseñan cómo se hace el queso y algunas curiosidades. Comimos una Fondue allí mismo, ¡¡no puedes ir a Suiza y no probarla!!

Finalmente dejamos el pueblo, y a las 2 llegábamos a Montreux. Solo había visto fotos del castillo, y el pueblo nos gusto nada más llegar, así que paramos a pasear al lado del lago antes de poner rumbo hacia lo conocido. ¡Nos sorprendió mucho!

Llegamos al castillo de Chillon. Por desgracia, se nos había echado el tiempo encima, y la entrada valía 12,5CH por persona. Habíamos buscado fotos del interior, y, aunque impresionante, nos recordó mucho al castillo de Gruyeres, así que nos conformamos con pasear alrededor, y os digo sinceramente, que hacía tiempo que no veía una panorámica tan PRECIOSA. El lago de Leman y las montañas blancas enmarcan un castillo de cuento de hadas.

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A las 15:30 poníamos rumbo a Lausanne. No sabíamos que había allí por ver, y no teníamos mucho tiempo, así que dimos una vuelta en coche, pero al no encontrar sitio para aparcar por el centro acabamos de nuevo en el paseo junto al lago. Era justo esa hora del día en que ves como desciende el sol, y pudimos fotografiar el reflejo del agua y las gaviotas que revoloteaban. Paseamos por todo el parque de Denantou y la Quoi de Belgique. Dentro del parque nos sorprendió encontrar un pequeñísimo templo Tailandés, con flores frescas y fotografías de su difunto rey en un altar, por el que todavía les quedan meses de duelo.

Vimos con pena como se ponía el sol. Todavía nos quedaba el viaje de regreso a ginebra, y queríamos parar a Nyon, del que tantísimo habíamos oído hablar. Desgraciadamente, todo el país está muy poco iluminado por la noche, así que no valía la pena… ¡Me quede con muchas ganas de verlo a la luz del día!

DOMINGO 15.01.17

El último día nos dimos el gusto de dormir un poco más. A las 9 bajábamos a desayunar en el buffet del hotel (¡con el descuento del 50% por viajar con waynabox, vale la pena!).

Hicimos ya el Check-out y dejamos las maletas en la consigna. A las 10 llegábamos al centro… ¡Hacia un día precioso! La nieve se había deshecho en algunos puntos, y el sol brillaba como nunca, así que decidimos andar otra vez por el centro antiguo de Ginebra.

Al llegar a la Cathedral de St.Pierre, nos planteamos subir al campanario. Valía 5CH (¡que no es nada caro!) pero yo recordaba el paisaje muy bien de la última vez, y decidimos no tentar la suerte con el vértigo de Abel, así que pasamos de largo.

Volvimos a pasar por la Promenade de la Treille, y el Parc des Bastions. Justo detrás, en la Plaine de Plainpalais se hace cada domingo el mercadillo. Nos imaginábamos muchos tenderetes cukis y mucha gente, pero sinceramente fue bastante cutre, no vale mucho la pena. Lo vimos rápido y cogimos el Tram n.15 desde allí mismo en dirección Nations.  El plan era ir directos a la ONU, pero al pasar por encima de uno de los puentes nos encandilaron las vistas y decidimos parar a la primera parada que había (Simon-Goulart) y salir a pasear.

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Al cabo de un rato, volvimos a coger el Tram hasta llegar a nuestro destino: la ONU. La entrada valía 11CH, y aunque vale la pena verlo una vez en la vida, no me apetecía verlo dos. Recordaba de mi anterior visita el techo de una de las salas, diseñado por Miquel Barceló, pero considere que no me había gustado lo bastante como para repetir, así que nos hicimos la foto para el WaynaReto y andamos hacia el Jardín Botánico que había al lado. Seguía todo nevado, e incluso había los estancos helados. Entramos en todos los invernáculos, recreándonos en las distintas plantas (Abel es un enamorado de las plantas y la naturaleza).

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A las 14:45 salíamos de allí. Nos quedaban pocas horas en Ginebra, y habíamos hecho todo lo que queríamos hacer, así que improvisamos un plan: Compramos bocadillos para comer y subimos en un autobús que iba por el lado del lago (la línea E), y llegaba hasta Hermance-Village. ¡Qué sorpresa de sitio! Estaba a unos 10km de Ginebra. Por el camino vimos unas mansiones impresionantes, y viñedos nevados… ¡Fue como hacer una excursión con bus turístico!

A las 5 volvíamos a por las maletas, y nos fuimos ya hacia el aeropuerto. No tengo ninguna duda de que repetiré la experiencia, y ojalá pueda hacerlo pronto. Hasta entonces recordaré la nieve, el lago y los castillos de cuento de hadas.

Por Aina Gombau Maixé 

Los 5 retos de viajar en familia con Waynabox

Viajar sin conocer el destino es una aventura que cada vez engancha a más tipos de viajeros. Y aunque pueda parecer que sólo los jóvenes disfrutar de esta experiencia, no hay límite de edad para disfrutar de un viaje sorpresa Waynabox. Lo que realmente importa es tener un espíritu joven, disfrutar de las aventuras y dejarse emocionar… ¡Sin tener que organizar nada” Por eso, cada vez más padres, madres e hijos apuestan por viajar en familia con Waynabox: una opción cómoda, fácil y muy divertida para todos. ¿No lo crees? Nuestra wayner Yolanda disfrutó recientemente de una escapada sorpresa a Ginebra y nos escribe para relatarnos su viaje, sus planes y sus retos como madre:

1. Organizar un viaje… ¡para varias personas! Porque si a veces ya cansa gestionar transporte, alojamiento y destinos para dos… ¡Que se lo cuenten a las familias de 4 o más! “La experiencia con Waynabox es muy recomendable sobre todo para aquellos padres que no disponemos de mucho tiempo para organizar y buscar hoteles, vuelos y toda la preparación del viaje”, nos detalla Yolanda.

2. Salir de la zona de confort. Eso de las aventuras, las sorpresas, las emociones… Puede que al principio eche un poco para atrás a madres y padres. “Nos daba un poco de miedo ya que en la web ninguno de los testimonios que explicaban su experiencia eran padres con niños… ¡Ups! Quiero decir adolescentes, esa especie tan rara y difícil de sorprender…” Por eso Yolanda se anima a escribirnos y compartir con todos vosotros su experiencia ¡y así os animéis a viajar en familia!

Gracias a la Guía Waynabox que se envía a todos los viajeros dos días antes de volar, organizar la escapada, saber cómo llegar al hotel y cómo moverse, descubrir qué sitios de interés visitar y algunas recomendaciones para comer, todo es mucho más fácil. ¡Con Waynabox sí es posible dejarlo todo para el día de antes!

3. Que el destino guste ¡hasta a los más exigentes! Nos queda claro que los adolescentes son los más difíciles de contentar: “cuando el miércoles recibimos el mail con el destino definitivo y vimos que era Ginebra, mi marido y yo nos miramos con emoción, pero rápidamente vimos que la cara de las chicas era algo como ‘¿GINEBRA? ¡PUFFF!’”. Esa sensación se disiparía rápidamente al llegar el día de la escapada: “la primera visita en Ginebra era la más importante para conseguir que las chicas abrieran su mente y así fue, el majestuoso Lago Leman las cautivó y el resto fue fácil”.

4. Conseguir que los hijos disfruten del viaje. “Como padres, uno de los retos al hace un viaje era que las chicas se lo pasaran súper bien, principalmente… ¡por el bienestar de nuestra salud mental!”. Reto más que conseguido 😉

5. Cumplir el WaynaReto y ¡llevarte un descuento! ¿Todavía necesitas otra excusa para pasarlo bien viajando con Waynabox en familia? Proponeros cumplir el reto que os proponemos: 6 fotos todos juntos en 6 sitios concretos de vuestro destino sorpresa.

¿A qué esperas para hacer un viaje de padres e hijos con Waynabox? Olvídate de perder tiempo preparando una buena escapada porque en Waynabox nos encargamos de organizar tu viaje perfecto.

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10 cosas curiosas de Ginebra que te sorprenderán

La mayoría de viajeros que organizan una escapada de fin de semana a Ginebra regresan más contentos de lo que esperaban. Ciertamente, esta famosa ciudad suiza supera expectativas y sorprende a más de uno gracias a su encanto especial. Idónea para viajar tanto en familia, como en pareja o amigos, tiene un sinfín de planes que hacer. ¡Hasta en invierno aunque haga frío! ¡Solo hace falta buscar bien! Te desvelamos algunas de las curiosidades de Ginebra que seguro que desconocías… ¡y que te harán tener ganas de viajar!

1. No tiene nada que ver con la ginebra del gin tonic

Seguro que os lo habéis planteado más de una vez, así que comenzaremos rompiendo tópicos. La bebida se obtiene de la destilación de la cebada aromatizada con enebro, cuyo mote en inglés “juniper” deriva a Ginebra. La ciudad en cambio deriva del término celta “geneva” que significa “estuario”.

2. Posee el banco más largo del mundo

Y no banco de dinero, sino de tomar asiento. Se encuentra en el Paseo del Treille, bordeando el Lago Léman, y mide 120 metros de largo, lo que le ha merecido el Récord Guiness de los bancos. Vayas cuando vayas, no tendrás problema para encontrar asiento 😉

curiosidades de Ginebra

3. Custodia el 30% del ahorro mundial

Entrando en el campo de otros bancos, es bien sabido que Suiza es un paraíso fiscal y que aquí se guardan algunas de las mayores fortunas del mundo. Aunque no hay datos oficiales, se calcula que este pequeño país almacena el 30% del ahorro mundial.

4. Es famosa por tener la fuente más alta del mundo

Parece que Ginebra es ciudad de récords y con el conocido Jet D’Eau cumple otro. Este chorro de agua de 140 metros se posiciona como la mayor fuente del mundo.

5. Una ciudad-balneario para Sissí

Se dice que la famosísima emperatriz se aburría como una ostra en Viena y que cuando no lo soportaba más, hacía las maletas y pasaba unos días en Ginebra. La ciudad le cambiaba el humor y regresaba más feliz que una perdiz. Eso hasta que el verano de 1898, mientras paseaba por el Lago Léman, fue mortalmente apuñalada por un anarquista italiano.

6. Los relojes Swatch salvaron la economía suiza

Bueno, quizás exageramos, pero lo cierto es que antes de la aparición de esta marca a finales de los 70, la supremacía de la industria relojera helvética se vio amenazada por la sofisticada tecnología de la relojería japonesa. Tras devanarse la sesera, los suecos dieron con la fórmula Swatch -buen diseño y buen precio- y recuperaron todo.

7. Sede del mayor laboratorio para la investigación nuclear

Nos referimos al CERN, institución internacional e independiente fundada en 1954 y especializado en la física de partículas. Aquí se encuentra el famoso Gran Colisionador de Hadrones, el acelerador de partículas más poderoso y energético del mundo, alrededor del cual giran muchas teorías y alarmas: desde que se creó, algunos científicos defienden que su actividad podría causar un agujero negro y otras catástrofes, aunque no hay datos que lo demuestren.

10 cosas curiosas de Ginebra que te sorprenderán

8. Productores de un Emmental de peso

Suiza es famosa por ser el origen del queso Emmental, que nació en el valle de Emmen. La producción de este queso es un gran motor económico del país y también en este caso hay historias de récords: ¡se han producido emmentales de más de 120kg! ¿Quieres saber dónde comer barato en Ginebra? 

9. Orgullosos de su bandera… cuadrada

La bandera suiza es, junto a la del Vaticano, la única cuadrada del mundo. Sin embargo cuando se utiliza en mar abierto debe utilizarse una versión rectangular.

10. Un pozo de reliquias

En las profundidades del Lago Léman hay al menos 40 barcos hundidos, además de 6 vagones de tren. No sabemos como llegaron allí -sobre todo, los trenes- pero en esta web se pueden rastrear cada uno de ellos.

¿Con ganas de descubrir Ginebra?

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Los sitios imperdibles por Europa para los amantes del queso

Si hay algo sin lo que no seríamos capaces de vivir, a parte del viajar, eso sin duda sería el queso. Sin duda, comer es una de las mejores cosas que acompaña el viajar, pues del mismo modo que al escaparte unos días de casa descubres nuevas ciudades, nuevas costumbres y nuevas personas, también conoces un nuevo horizonte gastronómico de rechupete. Y más allá de degustar variopintos platos, ir en busca del mejor queso es todo un placer para el paladar.

Como ocurre con el vino y con la cerveza, el queso es uno de esos alimentos que presenta tantas variedades como países (¡e incluso más!) y la gran suerte que tenemos es que en Europa se encuentran algunas de las mejores creaciones. Así que si te gusta el queso -y si no, seguro que acompañas a alguien a quien le guste y esto te lo agradecerá…- toma nota de estos 5 sitios imprescindibles para todo buen amante del queso:

La ruta del Emmental (Burgdorf, Suiza)

Intenso y suave a la vez, de textura semiblanda al paladar, el emmental tiene su origen en las cimas alpinas de Suiza. La pequeña ciudad medieval de Burgdorf -a 150km aproximados de Ginebra- es punto de origen y final de La Ruta del Emmental, una ruta en bicicleta que guía a través de la historia de este delicioso queso y que permite disfrutar de experiencias como ordeñar una vaca, hacer queso y otras actividades vinculadas a la producción de este manjar. Se ofrecen dos tipos de ruta: una de un día, de 35km, y otra de dos días, de 78km. Más información aquí.

Mercado del Queso de Alkmaar (Alkmaar, Holanda)

Si Holanda es conocida por algo (a parte de sus coffe shops en Amsterdam) eso es por su queso. Es uno de los principales países productores de queso y de aquí son famosos el Gouda y el Edam, por ejemplo. Uno de los principales atractivos es el famoso Mercado del Queso de Alkmaar, ciudad del norte ubicada a 34km de Amsterdam, donde se puede llegar fácilmente en tren (unos 36′). Este mercado nació en 1622 está considerado uno de los más antiguos del mundo y, desde entonces, no ha perdido éxito. Se celebra cada viernes de abril a septiembre y…. ¡no tiene desperdicio!

alkmaar

Amsterdam Cheese Museum (Amsterdam, Holanda)

Si Holanda es país de quesos… ¿Cómo no iba a tener un museo su capital? Este fantástico museo no solo ofrece catas y listo, sino que lleva al visitante a través de la auténtica historia de la producción del queso así como la posibilidad de conocer el sinfín de variedades de queso holandés, tanto las más conocidas, como las más desconocidas. ¡Una visita para chuparse los dedos!

La Vache dans les Vignes (Paris, Francia)

En París no solo se vive de crêpes y quiches, sino también de queso. Así que después de buscar aquí y allá un buen restaurante de quesos, también conocidos como cheese bar (que queda más chic), hemos descubierto un local bueno, bonito y barato. Al lado del canal St. Martin se alza esta pequeña quesería donde además de comprar puedes tomar asiento y degustar. Sus paredes, decoradas con botellas de vino, crean una atmósfera acogedora solo apta para 14 comensales. Ideal para cenar a base de quesos variados, entre los que podrás degustar las 4 variedades AOC de la región francesa de Auvernia: Cantal. Bleu d’Auvergna, fourme d’Ambert y Saint-Nectaire.

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La Ruta del Queso de Schleswig-Holstein (Alemania)

Es una de las tierras con más tradición quesera y, a la vez, una de las menos conocidas. Por ello, Turismo de Alemania decidió promocionar esta zona popularizando una Ruta del Queso que descubre a los visitantes más de 30 empresas dedicadas a esta delicatessen, donde sus artesanos muestran y exhiben los hitos de sus producciones. Con un variado calendario de eventos, la Ruta del Queso de Schleswig-Holstein, que también cuenta con itinerarios de cicloturismo y senderismo, brinda actividades para todos los gustos.

Anímate a descubrir lo mejor del queso por Europa con Waynabox. Te llevamos a todos estos sitios a partir de 150€ con vuelo y alojamiento.

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