Ciudades para comérselas: destinos con nombres gastronómicos

Así como hay personas que son difíciles de tragar, por suerte también hay lugares que son toda una invitación al paladar. Y es que la gastronomía y los viajes van tan, tan, tan de la mano que algunos lugares han decidido incluso ponerse nombre de comida. O, más bien, han decidido guardar una parte de su identidad en el nombre de algún alimento, tal vez para que nos acordemos de ellos cada vez que les demos un bocado. Este es un recorrido gourmet por algunos destinos de Europa para chuparse los dedos, espero que no estés con hambre…

Italia

Italia es la reina de la denominación de origen. Si viajas con Waynabox a Milán, no puedes irte sin probar un buen filete a la milanesa, o bien un risotto a la milanesa. Pero, ¿por qué no aprovechar y visitar Bolonia? Aparte de dar nombre a un plan de estudios, también es la cuna de la salsa boloñesa. Además, por el camino podrás parar a degustar queso en Parma o vinagre en Módena. No parece un mal plan, ¿no? Eso sí, si para el postre quieres pedirte una deliciosa napolitana, te recomendamos que no vayas a Nápoles, pues esta pasta en realidad tiene su origen en Francia. Allá que vamos.

Francia

Y si la napolitana viene de Francia, ¿de dónde vendrá la tortilla francesa? Pues, al parecer, de España; Cádiz, para ser concretos. Menudo lío. Por suerte, siempre podrás viajar a Lyon, otro destino Waynabox, y disfrutar de unas deliciosas lionesas. Solo te aconsejamos que no las pidas así, tal cual, porque no te entenderán: ellos las llaman choux. Si es que hay cosas que no se entienden…

Friends drinking hot wine and eating pretzels at outdoor cafe on a street, christmas market. Wearing warm clothes, holding mugs and taking selfies with smart phone. Vienna, Austria.

Suiza

Al final, uno acaba tan descolocado que lo único que quiere es que su viaje Waynabox le lleve a Ginebra para poder tomar un par de copas. Y es que, aunque la ginebra no deba su origen a la ciudad alpina, curiosidades de la vida, resulta que el gin-tonic lo inventó un señor llamado Johann Jacob Schweppe (sí, el apellido te suena) en la ciudad de… ¡Ginebra!

Alemania

Si lo que tienes es hambre carnívora, con Waynabox también puedes ir a Alemania. Más concretamente a Frankfurt. O a Hamburgo, en caso de que te gusten más las hamburguesas (¡o los hamburgueses!).

Y más

Como sabes, con Waynabox puedes llegar a muchos, muchísimos más destinos. Por ejemplo, te llevamos a Oporto, para que degustes una copita en las bodegas de la orilla de Gaia. Incluso puedes acompañarla con pan de Viena, adonde también llegamos. Puedes ir a la capital de Bélgica y confirmar si es verdad aquello de que los niños de allí van a coles de Bruselas (uf…). También te podemos acercar a York (vía Liverpool o Mánchester) a que pruebes el popular jamón, o hasta dejarte en Róterdam para que te asomes a la ciudad de Gouda.

Ahora bien. Si lo que quieres es ir a Rusia… mejor se lo dejamos al gran Eugenio.

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No todos nuestros destinos tienen nombre de comida, pero igualmente nos hacen la boca agua. ¿Te animas a descubrirlos con Waynabox? ¡Reserva ya tu viaje!

Si crees que nos hemos olvidado alguna, puedes contribuir en la sección de comentarios, ¡tus aportes son más que bienvenidos!

Viajes foodie: escapadas gastronómicas para comerse el mundo

Si te gastas todos tus ahorros en buena comida y bebida, concibes la gastronomía como una experiencia cultural, te adaptas a nuevos gustos y no tienes manías culinarias y disfrutas tanto en un restaurante de estrella Michelin como en ese bar de barrio tan popular del que todo el mundo habla… Enhorabuena, eres un foodie. Y si estás por este fantástico blog de viajes, eso es porque además de comer bien, te apasiona viajar. La unión de estos dos campos da como resultado los viajes gastronómicos, el mejor plan de ocio para las foodies. Una escapada de fin de semana es más que suficiente para adentrarnos a la gastronomía de nuestros países vecinos, así pues querido foodie, te recomendamos que aproveches Waynabox para conocer estos destinos desde el plato:

Lyon

Es la ciudad natal del célebre chef Paul Bocuse y aunque no sea tu primer destino en mente, sí deberá serlo si eres un auténtico foodie. Cuenta con una amplia variedad de locales de gastronomía típica, llamados bouchons, donde podrás disfrutar de delicias como la andouilletes, las quenelles o su tradicional sopa de cebolla. Y de postre, no te pierdas su famosa Tarte Aux Pralines, una increíble tarda de praline (no confundir con el praliné), que es una almendra azucarada y tostada deliciosamente golosa. ¡Para chuparse los dedos!

Roma

La gastronomía italiana, con todos sus matices de la mediterránea, es una de las más apetitosas. Es el hogar de la auténtica pasta, pizza y risotto, y es que tras degustarlos en alguna de sus trattorias ya no serás capaz de cocinarlos de nuevo en casa. Cada región de Italia tiene sus platos típicos y lo realmente típico de la cucine romana es el suppli alla romana (una croqueta rellena de arroz cocido, tomate, carne y queso mozzarella); los auténticos spaghetti alla carbonarasin nata; los penne all’arrabbiata, con una salsa picante de tomate, ajo y guindilla; o los spaghetti cacio e pepe. Para los amantes de la carne, imperdible la Porchetta di Aracia, carne de cerdo aromatizada, o la saltimboca a la romana, unos rollitos de ternera, prosciuto y salvia. ¡Ah! Y no nos olvidemos de los helados de Giolitti.

Lisboa y Oporto

No hace falta conocer mucho la cultura portuguesa para saber que es tierra de uno de los vinos más dulces y ricos del planeta (el vino de porto) y de los deliciosos Pastéis de Belém, esas ricas tartaletas de nata y/o crema. Pero los auténticos foodies no pueden perderse otros platos típicos de la gastronomía portuguesa, como el archifamoso bacalhau à brás, un sofrito de bacalao (pescado estrella de Portugal) desmenuzado con cebolla, patata y perejil. Del bacalao también salen los pastéis de bacalhau, que vienen a ser croquetas de bacalo de toda la vida pero que en el país luso saben aún mejor. Imprescindible la francesinha, una reinvención de la croque monsieur francesa: un sandwich relleno de carne, gratinado y bañado con salsa. Para los amantes de la carne, no olvidéis el cozido à portuguesa, las alheira de mirandela -embutidos ahumados- o el arroz de pato. ¡Ah! Y dejad hueco para los quesos -como el Queijo da Serra– y los dulces -como los ovos moles-. ¡Esto es un no parar!

Marsella

A veces no hace falta ir en busca de peripecias culinarias para deleitar al paladar, y eso es justo lo que ocurre en esta ciudad costera francesa. Autenticidad y simplicidad es lo que la caracteriza, con claros matices a la gastronomía mediterránea. El aceite de oliva es la base de todos sus platos, que huyen de las pesadas salsas y ostentosos guisos. Comenzad con un pastis, un aperitivo típico con toques anisados, y proseguid con su característico manjar. La bouillabaisse es como la paella para los valencianos: una seña de identidad. Es una sopa de pescados del Mediterráneo que se cuecen enteros con patata y tomate. Cuanta más variedad de pescados, mejor: rape, salmonete, congrio… y también cigalas, mejillones, langosta… Y para ampliar nuestro conocimiento, no dejéis de probar el poupeton, un soufflé de pescados que tradicionalmente se elabora con las sobras de la bouillabaisse; la oursinade, una crema de erizo de mar muy suculenta; los típicos pieds et paces, que vienen a ser como unos callos; o las anchoïade, que es una conserva de anchoas en sal, vinagre, ajo y aceite de oliva.

Bruselas

¡Bienvenidos al país de la cerveza y del chocolate! Bélgica es el país con más variedad de cerveza y degustarlas todas ya es un auténtico reto para el foodie -y para su hígado-, que deberá ir a la cervecería Delirium, que con más de 2000 variedades cumple el récord mundial. Lo mismo con el chocolate, pues aunque el auténtico origen del chocolate se ubica en Turín, fueron los belgas quien perfeccionaron el arte de este dulce de cacao. Si eres chocoadicto, no te pierdas Pierre Marcolini, considerada la mejor chocolatería del mundo. Pero no solo se vive de chocolate y cerveza, así que tampoco podéis perderos los moules et fries, un característico plato de mejillones al vapor y patatas fritas; el Hutsepot Poffertjes, un estofado típico con verduras, patata y carnes variadas; y el waterzooï, un guiso de pescados variados hervidos con patata y nata.

Si ya se te ha hecho la boca agua, no esperes más y planea tu viaje sorpresa con Waynabox.

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Los sitios imperdibles por Europa para los amantes del queso

Si hay algo sin lo que no seríamos capaces de vivir, a parte del viajar, eso sin duda sería el queso. Sin duda, comer es una de las mejores cosas que acompaña el viajar, pues del mismo modo que al escaparte unos días de casa descubres nuevas ciudades, nuevas costumbres y nuevas personas, también conoces un nuevo horizonte gastronómico de rechupete. Y más allá de degustar variopintos platos, ir en busca del mejor queso es todo un placer para el paladar.

Como ocurre con el vino y con la cerveza, el queso es uno de esos alimentos que presenta tantas variedades como países (¡e incluso más!) y la gran suerte que tenemos es que en Europa se encuentran algunas de las mejores creaciones. Así que si te gusta el queso -y si no, seguro que acompañas a alguien a quien le guste y esto te lo agradecerá…- toma nota de estos 5 sitios imprescindibles para todo buen amante del queso:

La ruta del Emmental (Burgdorf, Suiza)

Intenso y suave a la vez, de textura semiblanda al paladar, el emmental tiene su origen en las cimas alpinas de Suiza. La pequeña ciudad medieval de Burgdorf -a 150km aproximados de Ginebra- es punto de origen y final de La Ruta del Emmental, una ruta en bicicleta que guía a través de la historia de este delicioso queso y que permite disfrutar de experiencias como ordeñar una vaca, hacer queso y otras actividades vinculadas a la producción de este manjar. Se ofrecen dos tipos de ruta: una de un día, de 35km, y otra de dos días, de 78km. Más información aquí.

Mercado del Queso de Alkmaar (Alkmaar, Holanda)

Si Holanda es conocida por algo (a parte de sus coffe shops en Amsterdam) eso es por su queso. Es uno de los principales países productores de queso y de aquí son famosos el Gouda y el Edam, por ejemplo. Uno de los principales atractivos es el famoso Mercado del Queso de Alkmaar, ciudad del norte ubicada a 34km de Amsterdam, donde se puede llegar fácilmente en tren (unos 36′). Este mercado nació en 1622 está considerado uno de los más antiguos del mundo y, desde entonces, no ha perdido éxito. Se celebra cada viernes de abril a septiembre y…. ¡no tiene desperdicio!

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Amsterdam Cheese Museum (Amsterdam, Holanda)

Si Holanda es país de quesos… ¿Cómo no iba a tener un museo su capital? Este fantástico museo no solo ofrece catas y listo, sino que lleva al visitante a través de la auténtica historia de la producción del queso así como la posibilidad de conocer el sinfín de variedades de queso holandés, tanto las más conocidas, como las más desconocidas. ¡Una visita para chuparse los dedos!

La Vache dans les Vignes (Paris, Francia)

En París no solo se vive de crêpes y quiches, sino también de queso. Así que después de buscar aquí y allá un buen restaurante de quesos, también conocidos como cheese bar (que queda más chic), hemos descubierto un local bueno, bonito y barato. Al lado del canal St. Martin se alza esta pequeña quesería donde además de comprar puedes tomar asiento y degustar. Sus paredes, decoradas con botellas de vino, crean una atmósfera acogedora solo apta para 14 comensales. Ideal para cenar a base de quesos variados, entre los que podrás degustar las 4 variedades AOC de la región francesa de Auvernia: Cantal. Bleu d’Auvergna, fourme d’Ambert y Saint-Nectaire.

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La Ruta del Queso de Schleswig-Holstein (Alemania)

Es una de las tierras con más tradición quesera y, a la vez, una de las menos conocidas. Por ello, Turismo de Alemania decidió promocionar esta zona popularizando una Ruta del Queso que descubre a los visitantes más de 30 empresas dedicadas a esta delicatessen, donde sus artesanos muestran y exhiben los hitos de sus producciones. Con un variado calendario de eventos, la Ruta del Queso de Schleswig-Holstein, que también cuenta con itinerarios de cicloturismo y senderismo, brinda actividades para todos los gustos.

Anímate a descubrir lo mejor del queso por Europa con Waynabox. Te llevamos a todos estos sitios a partir de 150€ con vuelo y alojamiento.

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Oporto: las 10 curiosidades que no te puedes perder

Si hay una ciudad idónea para los amantes de los escenarios bucólicos, de aquel preciado gusto conocido como callejear, que adoran viajar sin la necesidad de visitar ítems súper turísticos y que aprecian el buen comer y beber sin miedo a llenar mucho el estómago, esa sin duda es Oporto.

Después de Lisboa, éste es uno de los rincones más idílicos y más visitados de Portugal. Hayas estado o no, te descubrimos 10 curiosidades de esta increíble ciudad. Vamos, que vienen a ser 10 motivos por los que reservar un Waynabox… y cruzar los dedos para que te toque 😉

1. El vino ha popularizado a la ciudad

Si el mundo conoce el nombre de Oporto es por el vino típico de esta ciudad. Se le considera un vino fortificado, es decir que en su proceso de elaboración de incorporan técnicas e ingredientes para incrementar su graduación alcohólica. Es de gran intensidad aromática, gusto dulzón y color ruby y hay tres tipos: el ruby, más dulce y suave; el tawny, oxidado en barrica y más fuerte de sabor; y el vintage, el único que madura en botella y el más selecto.

2. Las catas son un imprescindible

A lo largo del Duero se alzan un sinfín de bodegas históricas en producción de vino de Oporto. Si te dejas caer por una de ellas, podrás disfrutar de una visita guiada y de una cata. Es muy popular ir a hacer catas de Oporto después del trabajo… ¡Imagina en fin de semana! ¿La mejor? Bodegas Sandeman.

3. La Libreía Lello

Está considerada una de las librerías más bonitas del mundo y es la que inspiró a J.K.Rowling para crear el universo de Harry Potter, más concretamente la biblioteca de Hogwarts. Su gran escalinata de madera invita a perderse. ¿Dónde? En la Rua das Carmelitas 144.

Las 10 curiosidades que no te puedes perder
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4. El secreto para mantener el ritmo: las bifaínas

Del mismo modo que aquí nos vamos de pinchos y tapeo, en Oporto es típico comer bifaínas cuando se va por la calle y se hace un pit stop. Son pequeños montaditos de carne con salsa picante que se acompañan con una caña bien fría (o varias). Su precio oscila entre 1 y 3 euros. ¡Ñam!

5. Se puede visitar la ciudad con vistas de pájaro

Y todo gracias a un moderno teleférico que cruza la ciudad de punta a punta. Podrás disfrutar de las cubiertas de todas las míticas bodegas que se alzan siguiendo el río y los tejados terrosos que llenan la ciudad.

6. La estación de tren de Sao Bento es el mejor museo de Portugal

En sus fachadas alberga más de 20.000 mosaicos que narran la historia del país. ¡Un goce artístico! Se encuentra en la Praça de Almeida Garrett.

7. Uno de los mejores cafés del mundo

Más allá de Italia, en Portugal se hacen de los mejores cafés del mundo. En concreto, en Oporto, se le llama Cimbalino. El Café Majestic, en Rua Santa Catarina, es uno de los locales más emblemáticos donde tomarlo.

Las 10 curiosidades que no te puedes perder
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8. Un centro Patrimonio de la Humanidad

¿Sabías que el Casco Antiguo de Oporto está considerado Patrimonio de la Humanidad? Sus increíbles callejuelas, llenas de belleza, invitan a perderse. Así es la vida en Oporto: callejear y disfrutar.

9. Llenarse el estómago es un lujo muy barato

Y es que la gastronomía lusa además de deliciosa es muy económica. Su plato más famoso es el Bacalo à Bràs, frito con patatas y huevo revuelto… Y que encontrarás por 6 euros! De postre, el característico Pastel de Belem, una delicia de crema.

10. Una de las mejores puestas de Sol

Pues sí, Oporto puede estar orgulloso. Ver una puesta de Sol desde el barrio de la Ribeira, frente al río, es un placer óptico como pocos. Mientras el gran astro se pone, las luces de la ciudad, las estrellas y la luna se reflejan al río, creando una preciosa armonía de colores.



 

La vuelta al mundo en 5 desayunos

Hay quienes viajan para descubrir los puntos turísticos de cada ciudad, quienes adoran descubrir el arte y la cultura del destino y quienes se dejan guiar por el estómago. Hoy dedicamos este artículo a los del tercer grupo, pues no hay mejor forma de conquistar a un viajero que con la comida. Puede que aquí no pasemos de tostadas con mermelada, bocadillo o bol de cereales, pero fuera de nuestras fronteras se hace gala de aquello de que el desayuno es el manjar más importante del día… desvelamos algunos de los desayunos por el mundo más curiosos.

1. Alemania. Ni cortos ni perezosos, los alemanes comienzan la jornada cargándose de energía. Su desayuno típico se compone de panes de varios tipos -cereales, centeno, trigo…- que se acompañan de quesos, embutidos, mermeladas y miel. Tampoco falta una ración de huevo, que puede ser cocido o revuelto. Todo ello acompañado de zumo o café.

Treveri Taylor
Foto: Treveri Taylor

2. Venezuela. Del mismo modo que aquí triunfa el bocadillo de jamón, el tentempié infalible de los venezolanos son las arepas. Estas tortitas se rellenan de quesos, carnes y pescados para desayunar, se acompañan de huevos y de guayoyo, una versión del café más suave.

Pica Pica Arepas Kitchen
Pica Pica Arepas Kitchen

 

3. Estados Unidos. Como todo el mundo imagina, los pancakes o tortitas con sirope de arce son un imprescindible en la mesa de toda buena casa americana. Pero la cosa no queda aquí, continúa con unos huevos con bacon y un buen café largo (aquí, conocido como americano). Para los más pequeños, un bol de cereales de aros de colores con leche. Y cuando llega el fin de semana, esto se cambia por el famoso brunch, donde se fusiona el desayuno (breakfast) y la comida (lunch) mezclando distintos platos dulces y salados.

pancakes united states

4. Marruecos. Dulce, sabroso… ¡y muy enérgicos! Los desayunos marroquíes solo son aptos para quienes vayan a pasar un día de mucho ajetreo. Al levantar, se preparan para llenar el estómago a base de pan sin miga y tortitas de distintas harinas que acompañan con mermeladas, miel, frutas de temporada y aceite de oliva. Imprescindibles los dátiles y el té de menta. Los días más especiales tampoco faltan pastas típicas, como los baklava.

desayuno marruecos

5. Irlanda. El Irish Breakfast puede que no sea tan famoso como el English Breafast, pero tiene muchas similitudes con él. Es exquisito y, sobre todo, abundante. La primera comida del día de los irlandeses se compone de huevos fritos, bacon muy tostado, judías, quesos y hasta morcilla -conocida como ‘pudding’, ¡no os confundáis!-. Para los estómagos más hambrientos, también se incluyen salchichas. Todo ello se acompaña de distintos panes y café.

Irish-breakfast
Desayuno tradicional de D’Arcy Ams