Mi primera vez en San Petersburgo (por Laia Jiménez)

Hoy estamos de estreno 😀 Estrenamos sección: “Mi primera vez”, una sección que hacéis vosotros, los wayners. Aquí, recogeremos vuestras primeras veces (estamos hablando de viajes, por si no queda claro). Aquellas primeras visitas a un determinado destino cargadas de novedad, aquéllas que os marcaron, que recordáis con especial cariño o, simplemente, que queréis compartir.

Pocas cosas molan tanto como vivir algo por primera vez. Por eso queremos que nos contéis vuestras historias y las compartáis con el resto de la comunidad wayner. Para colaborar, simplemente enviad un mail a hola@wayna.org contándonos vuestra aventura y la publicaremos. ¡No hace falta ser escritor, ni periodista de viajes ni nada de eso! ¡Tampoco hay ninguna norma! Simplemente hacen falta ganas de compartir vuestras primeras veces. ¿Te animas?

La primera colaboración viene de la mano de la wayner Laia Jiménez, quien nos trae su crónica de San Petersburgo. Muchas gracias, Laia. Así da gusto estrenar sección. ¡Disfrutadla!

Mi primera vez en San Petersburgo o cómo mandar Murphy a freír espárragos

La antigua capital del Imperio Ruso fue sin duda la ciudad top de nuestro Interrail. Llegamos en autobús a una estación situada en los suburbios y lo primero que vemos es un McDonald’s anunciado en caracteres en cirílico. El logotipo de la M contrasta con la verja vigilada por militares que hemos cruzado en la frontera,y las chabolas que hemos visto al adentrarnos al país. Mataríamos por unos nuggets pero empezamos mal: tenemos que cambiar monedas y todos los bancos están cerrados.

Parece que nadie habla inglés. Después de una hora vagando encontramos un cajero para sacar algunos rublos y compramos el billete de trolebús que nos llevará hasta el hotel pero a medio camino se oye un chispazo y algo empieza a apestar a quemado. Acabamos de quedarnos tirados en medio de la ciudad y todos los tranvías que nos podrían llevar hasta el hotel quedan cancelados debido a la avería… parece algo muy habitual.

Empezamos a andar y cada vez que vemos un mapa en la calle damos saltitos de alegría, pero buscar direcciones en cirílico no es nada fácil… Tras muchas vueltas, resulta que el maldito hostal está en el tercer piso de un edificio que parece abandonado y que el personal tampoco habla inglés. Pero nos entendemos. El español a gritos gesticulando mucho es un idioma universal. Es en este punto cuando mandamos a Murphy y sus leyes a tomar por saco. Y entonces todo empieza a marchar mejor.

Después de una buena ducha lo primero que nos sorprende es la avenida Nevsky Prospect, con cuatro carriles por banda. ¡Cruzar la calle entera de un tirón es imposible! Encontramos tenderetes de Vodka y muñecas rusas a cada esquina, y aunque la imagen que tengamos de los rusos sea la de hombres con shapka-ushanka (los sombreros típicos) y mujeres con abrigos de pieles, en pleno agosto hace un calor que asusta y todos visten muy veraniegos.

El primer día descubrimos que, efectivamente, las ensaladas típicas de Rusia son las de triple ración de mayonesa. Y a partir del segundo nos atrevemos con la cocina tradicional (esa que no sabes qué vas a comer hasta que te lo sirven en la mesa porque no entiendes ni pizca de ruso). Nos maravilla la catedral de la sangre derramada (bastante más impactante por fuera que por dentro) y aún conservo una de las monedas que sirven como billete de metro, otra de las grandes sorpresas que esconde la ciudad. En teoría está prohibido hacer fotos, pero no podemos evitar sacar la cámara a hurtadillas para inmortalizar algunas de las estaciones que salen en la guía.

Sin título

El Hermitage es, literalmente, un sitio para perderse. Sobrado de cuadros y algo falto de indicaciones (nota para futuras visitas: comprar las entradas por internet). Y cuando llegas al centro de la plaza del palacio, a parte de ser ese punto diminuto en el universo, te sientes transportado a otra época.

Desde la fortaleza de Pedro y Pablo (que aparece en todas las guías pero tampoco es para tanto), tras cruzar el río Nevá, vemos la otra perspectiva de la ciudad, que sigue siendo igual de soviética e imperturbable pero en su vertiente más turística. Es el sitio ideal para capturar instantes con la cámara: como esa procesión de mujeres vestidas con trajes tradicionales que no interpretan ningún personaje ante los viajeros, sino que simplemente están siendo ellas mismas.

Sin título

Algo cansados de habernos pateado todas las calles de San Petersburgo, topando con algún que otro castillo de Aladín de vez en cuando, decidimos subirnos a bordo de un barco rumbo hacia Peterhof, un palacio de invierno de los antiguos zares que nos maravilla por sus fuentes y jardines laberínticos (otra nota para el futuro: no repetir la entrada al museo).

Nos sobraron Murphy, mosquitos y calor, pero nos faltaron (por lo menos) un ballet ruso en directo en el Teatro Mriinsky y memoria de cámara para sacar más fotos. La excusa perfecta para volver dentro de unos años, quizás en medio de la nieve, quizás mucho más europeizada, pero seguro que siempre a punto para redescubrir su magia

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El mejor piropo del mundo

Mucho se ha escrito (y se seguirá escribiendo) sobre halagos, alabanzas, loos, mimos, agasajos… En definitiva: piropos. Palabras bonitas y agradables que dedicamos a un ser querido para confortarlo. Podríamos reunir aquí toda una selección de piropos más o menos originales, dulces o elegantes, pero no será el caso.

Porque, digan lo que digan, nosotros ya lo tenemos muy claro. El mejor piropo del mundo mundial es «aventura».

Nos explicamos.

Puede que hasta la fecha de hoy, referirse a alguien como aventura no haya gozado de las mejores connotaciones. Casi todo el mundo entiende que tener una aventura significa vivir algo pasajero, tal vez prohibido y, desde luego, falto de valor sentimental. Algo demasiado inmoral como para ser bueno. Y ésta, amigos y amigas, es una de las mayores injusticias lingüísticas que jamás se hayan cometido.

Como ya sabréis, en Wayna nos gusta desafiar lo establecido, mirar aquello que conocemos desde una nueva perspectiva y asombrarnos. Y no hay nada que nos guste más que compartir esta pasión. Por eso os invitamos a que hagáis lo mismo con la palabra aventura.

Porque ¿hay algo más emocionante que decirle a un ser querido que nos llena de vida? ¿Acaso existe un piropo mejor cuando te hacen saber que eres una fuente de diversión constante, un maravilloso reto, una experiencia inolvidable? Una aventura es alguien que te atrapa con su magnetismo, alguien a cuyo lado cada día es un trepidante camino, y que no deja de sorprenderte. Tener una aventura es todo lo contrario a lo que creías que era tener una aventura.

No os dejéis engañar: una aventura es una de las oportunidades más fascinantes que nos brinda la vida. Tened muchas aventuras y, cuando las tengáis, no dudéis en hacerles saber que lo son.

Los 10 mandamientos del viajero espontáneo (VIII, IX y X)

La vida del viajero es dura. Por eso hemos elaborado una lista con los 10 mandamientos esenciales que todo buen Wayner debe tener en cuenta. Estate atento ;)

VIII. Abrazarás el optimismo como compañero de viaje

El optimismo viajará contigo (y con tu mochila o maleta). No te queda otra. Al menos no mientras seas un viajero espontáneo. Porque lanzarse a la aventura significa que las cosas no siempre van a salir como tenías pensado, y una vez llegado ese momento, ¿cómo vas a reaccionar? Si eres de los que se queda dando vueltas sobre los contratiempos en lugar de ver el lado bueno de las cosas, tenemos un pequeño consejo para ti.

En la vida, hay pocas cosas que dependen de ti pero, afortunadamente, la cara que pones ante las adversidades es una de ellas. ¡Sonríe! Después de todo, siempre podría ser peor (advertencia: después de decir esta frase aumentan exponencialmente las probabilidades de que empiece a llover).

IX. Romperás las reglas; crearás las tuyas propias. Y las romperás también

La célebre frase “I did it my way”, de Frank Sinatra, bien podría atribuírsele a este perro.

No hay nada como sentirse libre. Saber que tu próximo paso no tiene por qué ser en la misma dirección que el resto, y vivir cada día sintiendo la refrescante y poderosa sensación de que la decisión es siempre tuya. Seguir siempre lo establecido acaba resultando muuuy aburrido, y tú no estás hecho para eso.

Y lo mejor de todo: ni siquiera tienes que hacerte caso a ti mismo.

Y por último y más importante…

X. ¡No darás la brasa con las fotos del viaje a tu familia y amigos!

¡NOOOO!

Sí, el viaje ha sido genial. Y sí, tienes unas cuantas fotos molonas que lo certifican. Pero tus seres queridos no merecen ser sometidos a esa tortura.

Por supuesto que quieren saber que todo te ha ido bien y quieren ver fotos y algún que otro vídeo… Pero, por favor, abstente de elaborar ese PowerPoint con títulares Comic Sans, cortinillas de estrella y la canción de “Happy” de fondo. Puesto en práctica, no es tan guay como creías. Y desde luego no organices una reunión familiar para ello.

Pero no encojas los hombros. Muy, muy en el fondo (escondido bajo capas de buen gusto estético), es porque, como buen Wayner que eres, les das envidia 😉

Los 10 mandamientos del viajero espontáneo (VI y VII)

La vida del viajero es dura. Por eso hemos elaborado una lista con los 10 mandamientos esenciales que todo buen Wayner debe tener en cuenta. Estate atento ;)

VI. Las personas caben en una maleta

Alguien dijo una vez que somos las personas que se cruzan en nuestro camino. Podría ser. Lo que sí está claro es que todas y cada una de esas personas nos aportan algo -por pequeño que sea-, y es un algo intangible, algo que no puede ser medido. Y un viaje no es completo si nadie se ha cruzado en nuestro camino.

Sucede que hay personas que caben en apenas un equipaje de mano. “Lo esencial es invisible a los ojos“, predicaba El Principito, y esos esenciales invisibles que hemos vivido los vamos acumulando a lo largo de nuestros viajes. ¿Sino por qué crees que cuesta más cerrar la maleta al volver a casa? Es porque la hemos llenado de experiencias.

 

VII. No te mofarás de las costumbres ajenas

Es verdad. A veces cuesta. A veces incluso parece que te lo están pidiendo a gritos.

El hecho de que en Rusia sea común que dos varones se saluden con un beso en la boca, el clásico kilt escocés, el extraño magnetismo de los fineses hacia las saunas, la curiosa celebración de la Pascua checa, la incapacidad de los italianos de hablar sin mover las manos, el concurso de Miss Mafia en Hungría, el fútbol barro (tan popular en el norte de Europa)… ¿Y cómo olvidar la ya célebre carrera del queso rodante en Gloucester, Inglaterra?

Todas estas costumbres, manías, tradiciones y certámenes han dejado -y seguirán dejando- ojiplático a más de uno.

Pero, por raras que te parezcan, no te mofarás. Porque cuando sientas que el desconcierto se apodera de ti, te acordarás que en España celebramos La Tomatina, el Concurso de Lanzamiento de Huesos de Aceituna o que formamos torres humanas por diversión, entre muchas, muchas otras únicas rarezas. Y tan felices. Pues todos tenemos derecho a disfrutar de nuestro lado más friki (en el buen sentido).

Un sonido diferente: Sigur Rós

sigur-ros-stormur

Esta noche os presentamos un grupo de música pop rock pero con un sonido original y alternativo. Se trata de Sigur Rós, nombre que significa Rosa de la Victòria en islandés. Esta banda proveniente de Islandia consigue ofrecer un sonido experimental muy dulce, con elementos melódicos, clásicos y minimalistas. Escuchando sus melodías no podemos dejar de imaginar una Aurora Boreal en el cielo islandés. Es probable que os suene su canción Saeglopur del tráiler de La Vida de Pi.

La banda actualmente tiene tres componentes: Jón Pór Birgisson (guitarrista y voz, que produce unos falsetes increíbles), Georg Hólm (bajista) y Orri Páll Dýrason (el batería). El grupo cuenta ya con una larga trayectoria. Nacido en Reykjavík en 1994, tiene ya ocho discos publicados.

Así que ya sabéis, si os apetece probar una sonido diferente, ¡probad con Sigu Rós! Os recomendamos especialmente que escuchéis Hoppípolla, Olsen Olsen, Fyrsta y Heima, entre muchas otras. Y un consejo, no intentéis entender la letra de todas sus canciones. En ocasiones usan lo que ellos llaman Vonlenska, ¡un lenguaje no literal que forma letras ininteligibles!

Descubriendo Liubliana

Liubliana

Sorprendentemente la pequeña y adorable ciudad de Liubliana es aún un destino muy poco invadido por los guiris, aunque cada vez son más los que se animan a conocer la capital de Eslovenia. ¿Seréis vosotros los siguientes en descubrir su encanto?

Su atractivo se encuentra en las callejuelas y plazas de su casco antiguo, motivo por el que algunos la llaman la ‘Nueva Praga’. Para visitar, os recomendamos admirar la catedral de San Nicolás, perderos por el parque Tivoli, comprar algún producto típico esloveno en el mercado de la Plaza Vodnikov, cruzar el Puente de los Dragones o el Triple Puente o el Puente de los Zapatos, y tomar algo en la Plaza Prešeren o en la Plaza Kongresni. Aunque sin duda su atractivo estrella es el Castillo, así que coged el funicular, subid a la Torre y… ¡disfrutad de una visita de 360 grados de Liubliana!

Y por si aún os faltaban motivos, Liubliana es una ciudad del este de Europa muuuuy asequible. Bueno, bonito y barato. ¿Qué más se puede pedir?

Una noche en el Tivoli

La capital de Dinamarca es sin duda una ciudad con mucho encanto, pero en este post os queríamos recomendar pasar una noche en un lugar concreto de Copenhague: El Parque del Tivoli. El parque es adorado por los daneses, ¡por algo será!

Si os gustan las emociones fuertes, os encantará. Si preferís un paseo por un sitio de cuento, también os encantará. Así que dejad a un lado las maravillas de la ciudad y adentraros en el segundo parque de atracciones más antiguo del mundo (1843): ¡a divertirse Wayners! Atracciones, tiovivos, montañas rusas, restaurantes, conciertos, decoraciones, espectáculos…

Después de un día lleno de loopings, la transición del parque al atardecer es increíble: todo luces y colores. Y para terminar la noche (solo apto para los más atrevidos) si conseguís reunir el valor suficiente para subir a su caída libre la vista de la ciudad de noche os quitará el hipo. Hasta las 12 de la noche podréis disfrutar de las atracciones. ¡No os arrepentiréis!

Buenas noches, Wayners.

Comerse Noruega

Akker Brygge

Como un buen viajero aventurero debe probar todo lo que pueda en sus viajes, hoy os queremos recomendar algunas delicias noruegas. Así que dejaos de los típicos fast food y ¡a probar sabores nuevos!

Si no tenéis miedo de que Papá Noel os deje sin regalos, tenéis que pediros las jugosas hamburguesas de reno o de alce (deer y elk), especialidad de la gastronomía del país. Eso sí, solo las sirven en temporada de caza (otoño, invierno). Pero si preferís la carne al pescado, ¡don’t worry! Gran parte de la dieta noruega se basa en los pescados. En la capital, Oslo, la mejor zona para zamparse un buen plato de salmón ahumado o de bacalao seco (Tørrfisk)  junto con un poco del típico queso de cabra noruego (Brunost) será cerca del Akker Brygge, en el puerto. ¡Ñam ñam!

Y si vuestro presupuesto no da para tanto, siempre podéis pediros un Polser (parecido a un perrito caliente), asequible a todos los bolsillos.

Gerona me enamora

 

Si hay una ciudad conocida por su encanto es Gerona. Como bien dicen, “Gerona me enamora”. Y si hay algo que nos gusta a los Wayners es descubrir esos rincones encantadores del mundo, donde pasar una noche (o dos). ¡Así que aquí van unas cuantas propuestas!

¿Por qué no probar los innovadores sabores de los postres de Rocambolesc, la heladería de El Celler de Can Roca? Deliciosos y bastante económicos. ¿Por qué no perderse por el Barrio Viejo o por el Call Judío? Un poco de historia nunca viene mal. ¿Por qué no hacerse la típica foto dándole un beso en el culo a la leona de Gerona para así tener la certeza de que el destino te volverá a traer a la ciudad? Sí, a los Wayners a veces también nos gusta hacer las típicas cosas de guiri, aunque con clase, nunca llevaremos chanclas con calcetines, pase lo que pase.
Y para terminar la noche, ¿por qué no un paseo por el rio Onyar? Si te gustan los colores, ¡este es tu sitio! Dando un paseo por los puentes podrás ver las casas que cuelgan encima del rio, con sus fachadas fluviales pintadas según una paleta cromática confeccionada por Enric Ansesa, Jaume Faixò y sus arquitectos J. Fuses i J. Viader.

Y un secreto, si sois de esos que no tienen miedo a las alturas, las mejores vistas de la ciudad se obtienen desde la torre de la Catedral o desde la muralla carolingia. Pero nosotros no os hemos dicho nada.

¡Buenas noches, Wayners!

En qué creemos

Hasta no hace mucho, viajar de un día para otro era un lujo reservado para unos pocos privilegiados, a quienes no les importaba gastarse grandes cantidades en un trayecto. Pero nosotros no teníamos tanto dinero.

Así que lo que hacíamos todos era reservar billetes con meses de antelación, para que así saliese más barato. Pero nosotros no teníamos tanto tiempo. Ni siquiera sabemos qué vamos a hacer mañana, ¿cómo íbamos a hacer planes para dentro de dos meses? No tenía sentido.

No existía una forma de volar que se adaptase a nuestro modo de entender el mundo… Hasta que un día nos preguntamos>¿y por qué no?“.

Wayna aprovecha aquellos asientos de avión que no se han vendido y que, por tanto, van a volar vacíos. Así es como conseguimos precios increíbles, sin necesidad de que planifiques tu viaje con meses de antelación. Queremos cambiar las reglas del juego: hoy, descubrir Europa de manera flexible, económica y espontánea ya es algo más que un sueño.

Creemos en la gente atrevida, en aquellos que desafían lo establecido y crean sus propias normas. Siempre habrá quien crea que estás loco, pero nosotros sabemos que no hay otra opción. Por eso queremos que te mires al espejo y te hagas la misma pregunta que nos hicimos nosotros hace tiempo: ¿y por qué no?“.